Bonita Jornada Cimbelera

Un día mas hice pandilla con mi buen amigo y compañero cimbelero Jose Luis, un día mas comencé a planear una salida  cimbelera en tierra Charras. Aunque en esta ocasión se nos unirían dos cámaras de Nova Toma, Alberto y Juan Luis para intentar quedar plasmados unos bonitos lances cimbeleros en caso de que las torcaces estuvieran de acuerdo, porque todos sabéis que si ellas no están por la labor, no hay nada que hacer, aunque en esta ocasión hay que reconocer que se comportaron, y si estuvieron por la labor de darnos muchas alegrías en forma de picadas espeluznantes que a más de uno le hicieron poner los bellos de punta.

Desde una semana antes y viendo que las predicciones del tiempo eran aceptables decidimos y nos pusimos de acuerdo con Alberto y Juan Luis que cazaríamos el sábado 28 día de  los santos Inocentes, fecha señalada con dudas razonables para que las torcaces nos la metieran cuadrada, ya veríamos.

Como casi siempre me encargué de adquirir las viandas para comer dicho día, aunque Jose Luis me dijo que el sacaría carne de vacuno para pasarlo por la parrilla, cosa a la que yo no puse pega alguna, porque la verdad es que está deliciosa.

El viernes 27 a las ocho de la tarde salí en dirección Salamanca,  un par de horas después ya tenía la ropa colgada en las perchas  de los armarios del hotel y me estaba tomando una cerveza acompañada de unas olivas en el salón del bar del mismo, desde ese momento, servidor ya estaba cazando.

Media hora mas tarde llegaron Alberto y Juan Luis, y como es normal nos dispusimos a cenar algo y hacer planes para la jornada siguiente.

Después de charlar durante un rato, (creo que fue de palomas), subimos a la habitación y un rato después estábamos en los brazos de Morfeo, hay que tener en cuenta que Alberto había salido de Badajoz, recogió a Juan Luis en Cáceres, y se fueron a Salamanca, lo que quiere decir que teniendo en cuenta que este primero venía de montería habiéndose levantado a las seis de la mañana lógicamente estaría cansado.

Quedamos los tres con Jose Luis a las seis en el estacionamiento del hotel, aunque el que más y el que menos veinte minutos antes ya estaba calentando motores, y nunca mejor dicho.

Unos minutos antes de las seis llegó Jose Luis,  y a continuación bajaron Alberto y Juan Luis y después de las oportunas presentaciones nos dirigimos los cuatro a la finca.

Veinticinco minutos mas tarde y ya en casa de Jose Luis, este amablemente nos preparó café y lo acompañamos de magdalenas caseras que el mismo había hecho, y de un  bizcocho que el día antes había preparado un servidor.

Ya desde entonces  el ambiente era muy ameno, muy agradable, allí mismo quedamos que Juan Luis acompañaría a Jose Luis a su puesto remolque, y Alberto haría lo propio conmigo al puesto del regato.

Un rato después ya estábamos descargando el mucho material que se emplea para esta bonita afición  que desde ese mismo momento Alberto se encargó de plasmarlo en su cámara paso a paso.

Creo que tardamos cuarenta minutos en colocar dos pértigas con sus respectivos verticales, una vara Portuguesa en el interior del puesto,  dos pértigas con cinco señuelos de fibra colocados en lo alto de dos encinas dando la sensación de ser torcaces posadas en lo alto de la misma, también coloqué las caperuzas a los ciegos que pasaron a su posadero en espera de hacer su trabajo en breve.

La mañana estaba  rasa, estábamos muy contentos porque la predicción del tiempo anunciaba niebla a primera hora, al menos durante una hora, pero en esta caso  como digo la mañana no podía estar mejor.

Teníamos todo preparado  en espera de que las torcaces decidieran moverse,  sobre las nueve estas comenzaron a moverse, y desde ese mismo momento comenzaron a atender a mis cimbeles y a realizar picadas espectaculares, parecían camikaces, era impresionante, de hecho las dos primeras entraron tan fuerte que me las tragué olímpicamente.

Alberto solo sabia decir, madre mía, es por demás, como entran, es impresionante, en más de una hora no dejó de decir cosas parecidas, para terminar reconociendo que hacía muchas años que no veía picarse así las palomas, yo ya se lo había advertido la noche antes pero el nunca se figuró algo así.

Lógicamente la gozada era increíble, dichas torcaces venían altas pero al trabajarlas con los cimbeles estas cerraban las alas  a una velocidad endiablada y venían a picarnos, había que agarrarse los machos porque la paloma en general al venir tan fuerte y decididas tenían mucho que matar.

Más o menos en una hora  conseguimos que 16 de ellas dieran con sus plumas en el suelo,  que lógicamente se quedaron todas en espera de ser cobradas hasta que aquello bajara en intensidad.

Pero como todo no pueden ser alegrías sobre las diez de la mañana comenzó a venir una niebla de la zona sur que en pocos minutos nos tapó del todo.

Yo le comenté a Alberto que dicha niebla nos iba a fastidiar la jornada,  que se pararían en seco,  y así fue, se pararon por completo,  pasamos de estar agitados y calentitos a pasar algo de frío sobre todo en los pies por estar parados.

No había nada que hacer, solo rezar para que la niebla levantara pronto, hubo dos amagos de levantar pero se volvió a echar,  al final desistimos de esperar en el interior del puesto, por lo que para no estar parado cogimos algo de leña fina para hacer una lumbre y al menos calentarnos.

Como estábamos conectados por las emisoras Jose Luis  y yo charlamos varias veces durante la mañana, a el le había ocurrido igual que a mi, tubo un rato entretenido,  después vino la niebla  y todo se quedó en suspenso.

Unos minutos antes de la una quedamos en que bajarían hasta mi puesto y allí comeríamos todos.

 

Una vez que conseguí hacer que la leña fina comenzara a coger fuerza le puse leña gruesa de la que Jose Luis me tiene allí tapada con un bidón cortado, y la lumbre comenzó a coger forma.

Sobre la una bajaron Jose Luis, Juan Luis, y Paco , el primo de Jose Luis que se había puesto en la parte alta de la finca,  se iniciaba ese día como cimbelero, no tuvo mucha suerte, vio palomas pasar cerca de su puesto pero no consiguió atraerlas, solo pudo cobrar una, pero estaba como una moto porque  estaba encantando por todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Una vez que el fuego bajó de intensidad y después de haber preparado y degustado un aperitivo compuesto por  jamón, queso, morcón ibérico, morcilla patatera,  unos boquerones en aceite y ajo made in Juani que estaban riquísimos, y un estupendo salchichón que trajo Paco, Jose Luis colocó las chuletillas de cordero en la parrilla  y comenzamos a dar buena cuenta de ellas, Paco también había traído una carne espectacular, creo que era carrillera ibérica interior, era exquisita, parecía mantequilla, estaba riquísima.

Como sería la cosa que la carne de becerro que había traído Jose Luis y que era mucha no llegamos a probarla, una pena pero ya estábamos más que llenos y habíamos comido y bebido muy bien, y había que seguir cazando.

Una vez finalizada la comida recogimos todo y nos volvimos a despedir marchándose cada uno a su puesto.

La tarde era preciosa soleada, sin viento prácticamente, lo que invitaba  incluso a salirse del puesto para disfrutar de ella.

La tarde no fue tan movida como la mañana, pero también tuvimos algunos lances muy bonitos, y algunas que otras torcaces que me deje pasar sin tirar, seria cosa del vino, vamos digo yo.

Jose Luis estaba tirando más que por la mañana algo que me alegró enormemente por que por la mañana había sido al revés, yo había tirado más que él.

Algo antes de las cinco comencé a recoger todo el material montado y subimos a ver a Jose Luis y a Juan Luis, allí inmortalizamos las capturas y dimos la jornada por concluida, fuimos hasta la casa recogimos lo que a la mañana habíamos dejado allí y nos fuimos hasta el hotel para tomar un café, y charlar un poco sobre lo acontecido durante toda la jornada.

Seguidamente Juan Luis y Alberto decidieron que eran muchos kilómetros los que le quedaban y se marcharían, entre otras cosas algo muy normal.

Y se acabó. Habíamos pasado una jornada muy bonita, la pena fue la niebla que nos paró la mañana. Los dos cámaras reconocían que a veces era difícil conseguir encuadrar a las torcaces cuando se picaban tan fuertemente, sobre todo Juan Luis, que está acostumbrado a  filmar las monterías pero hacer un reportaje de palomas con cimbeles era el primero, no así Alberto que es una gran aficionado a esta bonita modalidad, y sabe donde esperar a la torcaz en su entrada a la plaza.

 

Hoy y desde estas lineas quiero de nuevo agradecer a mi amigo Jose Luis el que cuente conmigo a la hora de compartir una jornada cimbelera, eso los dos sabemos que es así, y a Juan Luis y a Alberto por su dedicación absoluta hacia nosotros dos, está claro que son dos fenomenales profesionales. Desde aquí mi agradecimiento a los dos, y espero volver a repetir algo parecido.

Hasta la próxima Chavales

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Un comentario

  1. Muy bonito el reportaje en Cazadores de Lances. Gracias!!!

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