Un fin de semana mas

La semana?anterior qued? que este fin? de semana intentar?a vengarme de lo que me ocurri? el pasado domingo.

Tenia intenci?n de salir el s?bado y colocarme en la forestaci?n,concretamente en el puesto que llamamos de los pinos, por? donde el pasado domingo pasaron un buen numero de torcaces poni?ndome de los nervios, e impotente viendo como bailaban cerca de el mientras cazaba a las perdices. Tambi?n tenia intenci?n de cazar al d?a siguiente en otra de las fincas de Torrejon que tambi?n tenia algunas torcaces.

Pero como ya he dicho en varias ocasiones con esto de las palomas no se pueden hacer planes, al menos a largo plazo.

El viernes recib? una llamada de mi buen amigo Jose Luis desde Salamanca para decirme que de nuevo hab?a palomas en su finca, y en concreto en una zona de la finca, el suelo estaba azul de ellas. Ni que decir tiene que autom?ticamente los nervios se me pusieron nerviosos, y pregunt? a Jose Luis si era verdad, o me estaba gastando una broma, confirm?ndome que si que era verdad.

Despu?s de hacer los pertinentes planes quedamos en que? yo cazar?a el s?bado en Torrejon y que por la tarde me ir?a desde all? a Salamanca y cazar?amos el domingo en su finca.

El viernes me levant? a las cinco de la ma?ana, fui al campo a por las palomas, y de all? a desayunar, a continuaci?n me fui a la finca y a las siete treinta ya estaba sacando del coche todo el equipo cimbelero.

El llamado puesto de los pinos en el cual iba a ponerme es un puesto natural el cual esta a unos sesenta metros del camino, y no hay opci?n a llegar con el autom?vil hasta el pues es una tierra muy movida y blanda y posiblemente me quedar?a atascado, por lo que tuve que dar tres viajes bien cargado para llevar todo el equipo hasta el? puesto.

Mont? una primera cimbelera vertical en una gran encina que esta frente al puesto escorada un poco hacia la? izquierda, mont? una segunda en otra encina de igual tama?o pero esta vez ligeramente delante y a la derecha del puesto, y por ultimo una vara Portuguesa en la encina que da sombra a dicho puesto.

Le puse? las caperuzas a cinco auxiliares ciegos, y llev? el coche a esconderlo bajo una gran encina a unos trescientos metros, para a continuaci?n volver al puesto y guardar todo el equipo sobrante en su interior, tensar bien las cuerdas de las cimbeleras y confirmar que los cimbeles estaban a la altura perfecta para poder iniciar la jornada cimbelera.

Sobre las ocho treinta comenzaron a moverse palomas por los alrededores, la ma?ana se presum?a soleada, pero no se mov?a ni gota de aire, por lo que las palomas comenzaron a agruparse delante de mi como a unos trescientos metros formando grandes bandos, cosa que no me gust? nada

Minutos despu?s me llam? mi amigo Francis para decirme que ya hab?a llegado y que se hab?a colocado en el puesto del cerro, pero que no hab?a tra?do cimbeles pues no hab?a encontrado las caperuzas, cosa que me molest?, por que estaba claro que que por caperuzas no seria, que yo en mi macuto tenia una treintena, creo que a? Francis se le hab?a hecho tarde y ni siquiera hab?a ido a su campo a por los cimbeles, pero bueno si me minti? se perjudic? a si mismo, por que lo que estaba claro es que sin cimbeles , y en el puesto que se coloc? iba a cobrar pocas torcaces.

Una vez que dieron las nueve de la ma?ana desenfund? una de mis dos escopetas y comenc? la jornada, en la primera? hora cobr? cinco palomas que atentamente vinieron hasta mis cimbeles, pero a partir de las diez treinta la cosa se par? en seco y lleg? el aburrimiento.

Dos de mis? compa?eros del acotado del otro lado del camino pegaron algunos tiros y esto hacia que las palomas se movieran, pero la mayor?a de las torcaces se quedaban pr?cticamente en el medio.

Sobre las doce treinta Francis me llam? para decirme que se marchaba, que estaba aburrido y se iba a casa, nos despedimos dese?ndome suerte en Salamanca. Desde que se march? Francis, y hasta que yo tambi?n recog?, cobr? otras cuatro palomas, lo que hizo que consiguiera una mini percha de nueve bonitas torcaces. Despu?s de comer un bocadillo peque?o por el temor a dormirme en el camino hacia Salamanca, y? sobre las tres de la tarde sal? de la finca, y un poco antes de las cinco de la tarde ya estaba en el hotel que suelo quedarme.

La verdad es que hab?a llegado muy temprano, y despu?s de darle de comer a las palomas, colocar bien el equipo para el d?a siguiente y dejarlo todo listo, sub? a la habitaci?n saqu? toda la ropa de la bolsa de viaje y me di una ducha caliente.

En esta ocasi?n no pude ver a Jose Luis pues tenia una comida de su asociaci?n, y la verdad es que la tarde se me hizo muy larga. Una vez duchado y mas descansado baj? a la cafeter?a del hotel y me tom? dos cervezas con un plato de aceitunas, y una hora despu?s cen? y me sub? de nuevo a la habitaci?n. A las diez treinta de la noche ya estaba en la cama.

La primera jornada de este fin de semana habia llegado a su termino, yo intentaria al dormirme so?ar con mis amigas las torcaces.

Habia quedado el d?a antes con Jose Luis que a las seis me recoger?a en el aparcamiento del hotel, por lo que a las cinco me levant? y despu?s de darme una ducha caliente me afeit?, me vest? y baj? a esperarlo, tambi?n me hab?a dicho que en esta ocasi?n le acompa?ar?a Fernando, un hijo de su primo hermano que aunque no esta muy metido en el mundo de la caza tenia ganas de pasar un d?a junto a el para ver este maravilloso mundo del cimbeleo.Un poco antes de las seis llegaron los dos, y despu?s de los aportunos abrazos y saludos nos dirigimos los tres a la finca, un rato despu?s est?bamos desayunando un caf? caliente y un bizcocho de naranja que hab?a hecho Jose Luis para que desayun?ramos.

Una vez listos todos, Jose Luis y Fernando me llevaron al puesto donde iba a pasar toda la jornada, y mientras yo montaba? todo el equipo ellos fueron a echarles de comer a los cerdos, y a las vacas. Jose Luis tiene la ventaja de que caza con un puesto remolque que monta en un periquete y necesita mucho menos tiempo que los dem?s para montar.

Hacia mucho fr?o, por lo que aunque iba bien abrigado, no era capaz de entrar en calor, y dando gracias que no se mov?a el viento para nada, si no no se que hubiera pasado.

Una vez que mont? el puesto y le cubr? un poco con unas ramas de mamones de las encinas coloqu? dos cimbeleras verticales delante del mismo, la vara Portuguesa en la encina que? me dar?a la sombra, y una horgadera que puse en una encina ligeramente atrasada para fijar aun mas las torcaces que pudieran venir de atr?s., que al final fueron mas que las que vinieron del frente.

Le coloqu? las caperuzas a los ciegos y saqu? una de las dos escopetas de su funda para comenzar la jornada.

Antes de llevar el coche a esconder vi que en ese momento hab?a cinco grados bajo cero, lo que quiere decir que una hora antes al menos habr?a un par de grados menos.

Comenz? a subir el sol sin que las palomas se movieran, y aunque cuando llegamos totalmente de noche salieron varias de las encina donde me encontraba no se ve?a ni una sola moverse, claramente no se mov?an por la fuerte helada que estaba castigando a todo ser viviente en aquella bonita dehesa.

Tubo que trascurrir mas de una hora para que se moviera y entrara a mis cimbeles la primera paloma de la jornada, esta dio con sus plumas en el suelo, y al disparo salieron de la zona bastantes torcaces, un bando de mas de cien, otro con la mitad mas o menos y algunas sueltas, pr?cticamente todas se juntaron y desaparecieron de la zona.

Yo me lamentaba de que no se mov?a ni una hoja y por ello las palomas no se mov?an tampoco, pero no sabia lo que me esperaba, por que a partir de las once treinta comenz? a moverse el viento noreste y entonces fue cuando realmente comenc? a tener fri?.

A partir de entonces las palomas al igual que el viento comenzaron a moverse, y en poco rato tuve varios lances muy bonitos, las palomas deb?an estar muy aquerenciadas a la zona, por que al primer movimiento de un cimbel se tiraban sin paraca?das, algo que hab?a que tener muy en cuenta, porque si las dejabas entrar demasiado corr?as el riesgo de fallarlas por la cercan?a de estas ante el disparo.

A pesar del fr?o y de las pocas palomas que se mov?an lo estaba pasando bien, estaba disfrutando, y de eso es de lo que se trata.

En los ratos que las palomas no se mov?an fui acumulando algo de le?a para cuando llegaran Jose Luis y Fernando pasar por la parrilla unas deliciosas chuletillas de cordero, y unos filetes de panceta.

Sobre la una de la tarde me llam? Jose Luis para decirme que ven?an de camino para comer, hab?an estado colocados muy lejos de donde yo estaba y que tardar?an unos quince minutos, y mientras habl?bamos me dijo que hab?a un Jabal? con las cochinas y que iban a intentar abatirlo, que ya me contar?a.

Desde que mantuvimos la conversaci?n y hasta que llegaron trascurri? mas de una hora, y se hab?a debido a que al final hab?an abatido el jabal?, y les hab?a costado mucho llegar hasta el, pues no ten?an balas y tuvieron que matarlo con munici?n. De todo eso me enter? cuando llegaron los dos hasta mi plaza, y mientras hac?amos la fogata para hacer la comida.

Tambi?n comentaron que hab?an visto en la parte alta de la finca muchas palomas, y que una vez que hubi?ramos dado buena cuenta de las chuletillas, de la panceta, y de los boquerones made in Juani se colocar?an all?.

La comida fue de lo mas amena, comimos bien, nos tomamos una cerveza, y algo de vino de pitarra, charlamos y nos quitamos del cuerpo la mucha hambre que ten?amos, ? donde estar?a ya el bizcocho de Jose Luis?

Una vez acabamos de comer, recogimos todo y Jose Luis y Fernando se fueron donde hab?an comentado, y yo de nuevo me met? en el puesto a esperar que las torcaces se movieran. Y se movieron, no en grandes cantidades pero lo justo para pasar una tarde muy divertida, con unos lances espectaculares, de los que tardan en olvidarse, si es que lleguen a olvidarse.

Sobre las cinco de la tarde y poco a poco fui desmontando el mucho material empleado para pasarlo tan bien como lo hab?a pasado, y media hora despu?s me encontraba de nuevo con los dos en la casa de la finca.

Ellos tambi?n hab?an cobrado algunas palomas, y Fernando tra?a un regustillo de lo acontecido que puede acabar en enganche cimbelero.

De nuevo hab?a pasado una fr?a pero divertida? jornada en tierras charras, cada vez me gusta mas cazar aqu?, y no se porque, por que yo en Torrejon tengo muy buenas fincas para cazar con cimbeles, pero esto tiene algo especial, no se que es, pero tiene algo especial, posiblemente sea el trato que me depara siempre que vengo mi amigo Jose Luis, que como el suele decir hace que me sienta como en casa. Algo de eso debe de ser.

Espero volver, pronto, seguir? a las ordenes de Jose Luis, y en cuanto me lo diga, le har? caso, y si el me dice ven, lo dejo todo, y voy.

Juan Manuel Alonso Rabazo.-

 

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