Segunda Jornada de Media Veda 2019

Ni que decir tiene que era lógico pensar que después de los  buenos resultados del inicio de la media veda en Salamanca,  junto a mi buen amigo y compañero de andanzas cimbeleras Jose Luis, repitiéramos aspirando a tener los mismos resultados, otra cosa es que esto fuera así, pero el desearlo es gratis y el tiempo nos daría o nos quitaría la razón.

El caso es que Jose Luis y yo hablamos durante la semana y decidimos que volveríamos a hacer  pandilla los dos.

El sábado al igual que la semana anterior y después de salir de trabajar a las dos de la tarde me encaminé hacia Salamanca sin prisas pero sin pausas.

Sobre las cuatro de la tarde y después de dejar las armas y la ropa en la habitación del hotel, comí algo en la barra del bar y a continuación llamé a Jose Luis. Este me dijo que estaba en la finca pues se había quedado para arar uno de los dos rastrojos aprovechando que el día antes había  llovido algo y la tierra estaba apta para ello.

Sobre las cinco de la tarde llegué a la finca y después de darle un fuerte abrazo a mi amigo, no encaminamos hacia el rastrojo para montar los puesto.

En esta ocasión y al haber arado el rastrojo donde este había estado la semana anterior quedamos en que se colocaría en la parte de abajo del rastrojo grande y yo montaría donde el domingo pasado.

Y así lo hicimos, bajamos los dos hasta dicho rastrojo y comenzamos el montaje del puesto y de las cimbeleras, Jose Luis lo del puesto lo tiene mas fácil, solo tiene que desenganchar del coche el puesto remolque que tiene para estos menesteres y colocarlo en el sitio elegido.

Servidor, después de colocar el puesto, y montar dos cimbeleras de bomba y una vara Portuguesa me curé en salud y monté un puesto mas pequeño a sesenta metros del primero por si las tórtolas hacían lo de la semana anterior y aprovechar al menos a primera hora la entrada de estas intentando cobrar algunas hasta que las torcaces se decidieran a entrar a comer al rastrojo.

Una vez montado todo con mucha ilusión nos marchamos  hasta la casa, y después de esperar que Jose Luis se cambiara de ropa dejamos mi coche en la nave de la finca y nos fuimos los dos hasta el hotel donde nos tomamos una cerveza importante para a continuación despedirnos hasta el día siguiente que quedamos a las seis en la puerta del hotel donde Jose Luis me recogería para dirigirnos a la finca.

Después de cenar algo en la terraza del hotel, subí a la habitación y después de darme una ducha me metí en la cama y a la vez en los brazos de Morfeo.

A las cinco de mañana me levanté me vestí y a las cinco cuarenta y cinco ya estaba esperando a mi compañero.

Al momento llegó y nos fuimos hacia la finca.

Un rato después ya estábamos los dos desayunando  un rico bizcocho de naranja que Jose Luis había hecho la noche anterior, y lógicamente de allí al rastrojo.

Una vez en el subí mis palomas a sus posaderos, y encaperucé a los ciegos colocandolos también en su respectivo.

Yo una vez instalado todo el equipo cimbelero en la plaza dejé una escopeta en el interior del puesto y me llevé a su gemela hasta el puesto tortolero donde decidí comenzar la jornada esperando a las africanas.

 

Sobre las ocho de la mañana, quizás algo mas, comenzaron a entrar estas pero para sorpresa mía no venían del regato del domingo anterior si no del rastrojo, lo que quería decir que me entraban por atrás, esta claro que no se pueden hacer planes. Seguramente si la semana anterior hubiera comenzado la jornada donde lo estaba haciendo en esta hubiera hecho una percha impresionante de tórtolas , pues como ya dije anteriormente en esa jornada habían entrado al rastrojo muchos cientos de tórtolas.

El caso que visto lo visto dejé la escopeta 2 en el puesto tortolero y me metí en el cimbelero, me hacia mucha ilusión volver a cazar a mis pichones del año, y darles otra buena lección cimbelera.

La verdad es que se estaban moviendo menos pájaros que el domingo anterior, entre otras cosas algo normal, pues los que cobramos el pasado domingo ya no estarían allí, aunque Jose Luis no paraba de tirar, me tenia mas que nervioso, no paraba, y sobre todo en el tema de las tórtolas se estaba divirtiendo, a medida que transcurría el tiempo las torcaces, y en menor numero las tórtolas comenzaron a llevarse bien conmigo, y hasta las once que recogimos la verdad es que lo pase bastante bien teniendo bastantes  lances sobre todo cimbeleros.

  

Una vez que recogimos y nos reunimos los dos pudimos comprobar que la cosa no había ido tan mal como pensé al principio, Jose Luis me cortó las culeras pero me acerqué a el mucho mas que a primeras horas, y al final los dos tan contentos.

De allí a la casa y después de hacernos un par de fotografías para el recuerdo nos tomamos una cervecita muy fría y a continuación comenzamos con el aperitivo.

Estando en ello y a la vez comentando como había trascurrido la mañana Jose Luis llamo a su primo para que se viniera a comer con nosotros, y a la tarde a cazar de nuevo, ya los tres juntos, este que tiene mas vicio cinegetico que una tomatera dijo que no tardaría mucho , y así fue, al poco rato se presentó en la casa y comimos y charlamos los tres juntos lógicamente de temas principalmente relacionados con la caza.

El resultado de la mañana

Sobre las cuatro de la tarde decidimos bajar al rastrojo y colocarnos, el primo de Jose Luis se colocó con el en el puesto remolque, y yo repetí en el mismo sitio. Yo no tenia ilusión ninguna, estaba casi seguro que por la tarde veríamos pocos pájaros, y así fue, eso no quiere decir que no tirara mis tiritos y tuviera algunos lances, pero la cosa no tuvo nada que ver con la mañana.

Como la cosa estaba parada , yo soy pájaro viejo y sabía que haríamos poca cosa por la tarde, poco apoco fui recogiendo todo el material cimbelero y acabé cazando exclusivamente en el puesto tortolero. Allí cobré media docena de pájaros y a las ocho de la tarde recogí del todo y me reuní con Jose Luis y su primo para a continuación subir los tres hasta la casa.

Allí una vez metida la caza en las correspondientes neveras para que no se estropeara su deliciosa carne, nos despedimos y nos dirigimos los tres hacia Salamanca, Jose Luis y su primo a sus respectivas casas, y yo al hotel quedando de acuerdo en descansar la semana siguiente para intentar cazar la ultima semana de la Media Veda, todo dependería de como siguiera el rastrojo de tórtolas y palomas, pero eso seria mas adelante pues tendríamos dos semanas para pensarlo.

Una vez en el hotel subí las armas a la habitación me di una relajante ducha y bajé a cenar, a continuación subí me metí en la cama y de nuevo tardé muy poco en volver a estar en brazos de Morfeo.

A las cinco y cuarto del día siguiente me levanté y a las seis estaba en marcha a casa, a las siete cuarenta y cinco estaba dejando a mis queridos pichones en su voladero para que comieran bebieran y descansaran, de nuevo se lo merecían.

Una vez mas he disfrutado de mis salidas cimbeleras en Salamanca junto a mi buen amigo Jose Luis, como anteriormente he dicho la semana que viene dejaremos descansar el rastrojo, y dependiendo de como siga nos despediremos el  próximo día 15 que es cuando finaliza la Media Veda en Castilla y León, esperemos que al menos el tiempo nos lo permita y pasemos los dos juntos una nueva jornada cimbelera.

Como siempre, muchas gracias por todo compañero…..

 

Juan Manuel Alonso Rabazo.

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2 comentarios

  1. Hola Juanma¡¡¡¡¡ Me alegro que la pagina «haya cobrado vida» la he seguido periódicamente y por fin llegó¡¡¡¡¡¡, esos relatos que cuando los leo me trasporto en el tiempo y mi imaginación los hace míos.
    Lo dicho me alegro volver «a leerte», un abrazo

  2. Gracias Helio, en breve comenzaremos a comentar como nos tratan nuestras amigas las torcaces, un abrazo

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