A veces me pregunto a mi mismo como puedo tener tanta afici?n a esta bonita modalidad de caza, no es normal que un domingo por la tarde al llegar a casa y ?despu?s de estar todo el d?a en el campo cazando me ponga a preparar todo el equipo para la semana siguiente, opino que no es normal, pero es tal como lo estoy contando, ni m?s ni menos.
El caso es que este fin de semana pasado en principio ten?a como objetivo el cazar el s?bado en Torrej?n, y al acabar sobre las cinco de la tarde irme hasta Salamanca para cazar con mi buen amigo Jos? Luis en su finca.
Y ?as? lo hice, a las siete treinta de la ma?ana, y despu?s de haber desayunado en una conocida churrer?a de C?ceres, estaba entrando en el camino de una de las fincas que tengo arrendada en Torrej?n el Rubio.
En esta ocasi?n lo har?a en la ?cerca de la Reforestacion, y en concreto en un puesto natural que tengo en la parte baja de la misma, y del que tengo muy buenos ratos pasados en su interior.
Como siempre que suelo cazar en este puesto, mont? dos cimbeleras verticales en dos encinas que tengo delante del mismo, y en la encina que normalmente me da la sombra coloqu? una vara Portuguesa, adem?s de seis ciegos en el posadero del puesto.
La ma?ana se presentaba soleada, quiz?s con alguna que otra mara?a pero pasable cineg?ticamente hablando.
Una vez montado todo aun me faltaban veinte minutos para comenzar, los cuales aprovech? para colocarles al puesto algunas ramas de encinas cortadas de los mamones de las mismas, d?ndole a dicho ?puesto un tono algo m?s natural,.
Mientras tanto algunas torcaces revoloteaban cerca del puesto, principalmente atra?das por los cimbeles de copa, haciendo que tambi?n en esta ocasi?n algunas de ellas se posaran con dichos cimbeles.
Pasados unos minutos de las nueve, y despu?s de haber sacado de la doble ?funda una de mis escopetas, una solitaria paloma se dej? enga?ar por uno de mis cimbeles pic?ndose hasta la plaza, y despu?s de fijarla con la vara la qued? muerta en el aire de un certero disparo. L?gicamente y como suele ocurrir en estos primeros minutos de la ma?ana, al tiro algunas palomas revolotearon por los alrededores, muy pocas por cierto, pero es lo que hab?a y contra eso no se puede hacer nada.
Despu?s de que aquello se tranquilizara un poco, y de haber visto alguna que otra paloma cruzar hacia la parte baja de la finca, cinco bonitas torcaces se interesaron por mis cimbeles y entraron espectacularmente al enga?o, en esta ocasi?n pude disparar sobre dos ?qued?ndome tambi?n con ellas en un bonito doblete.
Estaba claro que aquella jornada no iba a ser recordada por el exceso de capturas, pero la ma?ana era joven y hab?a que esperar.
En la siguiente hora solo pude cobrar otras dos torcaces, siendo las ?nicas que hab?a tirado, y a partir de esa hora la cosa se par? en serio, por lo que despu?s de mucho pensarlo, recog? todo y me fui a la otra finca que est? cerca de esta para ver si hab?a palomas en alguno de los puestos que tengo all?.

Un rato despu?s estaba parado en el puesto de la charca, que es donde habitualmente suelo ponerme, y sobre todo en d?as en los cuales haya pocas palomas y evito tener que montar el puesto artificial.
La verdad es que palomas hab?a muy pocas, pero algunas si que se dejaron de ver mientras iba hacia el puesto, por lo que al final decid? que montar?a de nuevo all? y me quedar?a hasta la hora de irme a Salamanca.
Una vez montado y viendo que eran las doce pasadas del medio d?a decid? que comer?a un bocadillo ?lo antes posible y as? tener hecha la digesti?n a la hora de salir hacia Salamanca evitando as? el que me entrara sue?o durante el viaje.
Mientras ?com?a dicho bocadillo una paloma que ven?a de la zona de la carretera se dej? querer por mis cimbeles y me entr? a huevo, dando con sus plumas en el suelo, media hora m?s tarde vi algunas en la lejan?a pero all? se quedaron posadas, durante bastante tiempo vi palomas sueltas como a dos kil?metros pero estaban muy lejos para trabajarlas, por lo que me acomod? en mi silla y esper?.
Es el problema que tiene el cazar una, o dos personas solas en una finca tan grande, es ?que estas no se mueven, aunque en esta ocasi?n un compa?ero m?o, ?ngel, hab?a venido desde el pa?s Vasco y se hab?a colocado en la otra zona de la finca, pero ni el escuchaba mis tiros ni yo los suyos, lo que quiere decir que est?bamos bastantes distanciados.
Una vez m?s otra paloma se movi? por la parte derecha, y una vez m?s la enga??, pero en esta ocasi?n la dispar? a huevo, le pegu? en los dos tiros y esta a duras penas se pos? en una encina que estaba situada a cien metros del puesto, y que despu?s de haber esperado un rato para que se enfriara, cuando fui a cobrarla sali? volando y me qued? compuesto y sin paloma.
Sobre las tres de la tarde tres palomas mas vinieron de la misma zona, las trabaj?, y estas entraron perfectamente, una vez en plaza me fui con la primera y la qued? hecha un trapo en el aire, pero a las otras dos no las pude tirar porque se me metieron en una de las encinas donde estaba uno de los cimbeles y este peligraba, por lo que no dispar?, qued?ndome con una sola bonita torcaz.
La verdad es que hab?a muy pocas palomas, pero la afici?n es la afici?n, y all? estaba un servidor sin sentarme, subido al altillo que tengo para ganar altura, y oteando el horizonte.
Un poco antes de las cuatro de la tarde vi venir hacia mi izquierda un bando de unos sesenta palomas, en principio pens? en no trabajarlas pues estaban a m?s de un Kilometro pero al final pens? que por que no iba a hacerlo, por probar no pasaba nada, y vamos si pas?, comenc? a trabajarlas con las dos verticales y estas poco a poco se fueron aproximando hacia mi plaza, hasta tal punto que ayudado por los ciegos consegu? meter todo el bando a cinco metros de altura y muy muy fijas, dej? pasar las primeras y me fui con una de ellas que ven?a a mitad del bando qued?ndome con ella, pero al intentar repetir con otra se desplazaron hacia atr?s y no pude dispararlas de nuevo.
Lo que se siente en estos casos es algo que solo el que practica esta bonita modalidad de caza ?puede entender, por mucho que se lo espliques a alguien que no caza palomas con cimbeles esto es ?imposible que ?l te pueda entender.
Fue un lance precioso, divino, como se vinieron las palomas desde tan lejos, fue espectacular, verdaderamente esto es lo que hace afici?n, y sobre todo cuando hay tan pocas torcaces en la zona donde habitualmente cazas.
Al final comprend? que aquello ya no dar?a para m?s, y poco a recog? todo el equipo, me cambi? de calzado, y sal? a las cinco de la tarde hacia Salamanca.
Solo hab?a cobrado ocho palomas, solo ocho, pero hab?a estado CAZANDO durante todo el d?a, y eso creerme que es lo que m?s me gusta, y si encima tienes la suerte de cobrar alguna preciosa torcaz, mejor que mejor.

Dos horas despu?s ya estaba en el hotel de Salamanca, me di una ducha, y a continuaci?n llam? a mi amigo Jos? Luis, este se tom? la molestia de venir a verme y tomar juntos una cerveza charlando no precisamente de toros mientras tanto, cuando ?l se march? cen? algo y? a las diez treinta ya estaba en la cama viendo la televisi?n, creo que unos minutos m?s tarde, ya no estaba, seguramente estar?a acord?ndome del bando de las sesenta torcaces.
Hab?a quedado con Jos? Luis en que me recoger?a en el parking del hotel a las seis de la ma?ana, por lo que hab?a puesto la alarma del tel?fono m?vil a alas cinco cuarenta y cinco para que me diera tiempo a ser puntual, pero quiz?s porque extra?o la cama, o porque el deseo de estar colocado al frente del ca??n es mucho, el caso es que a las cuatro y media ya estaba levantado.? Eso tiene algunas ventajas, uno de ellas es que me sobr? tiempo para darme una ducha, afeitarme y estar a las cinco cuarenta y cinco abajo calentando el motor del coche.
Una vez que lleg? Jos? Luis nos fuimos en los dos veh?culos hasta la finca y una vez que desayunamos bajamos hasta el regato, Jos? Luis para echar de comer a las vacas, y yo para quedarme en el puesto.
La verdad es que bajamos un poco desanimados porque el cielo se ve?a encapotado, y no se ve?a ni una sola estrella en el firmamento. Todos sabemos que las torcaces en d?as cerrados, oscuros y muy nublados, al margen de volar muy altas, ver mucho m?s que en un d?a soleado, y no picarse bien a los cimbeles, y hoy era uno de ellos.
Ayudado por la linterna frontal, poco a poco fui colocando el puesto y el resto de componentes del equipo. El viento en teor?a cuando se moviera, porque en ese momento no lo hac?a, lo har?a de noroeste, por lo que me coloqu? mirando hacia la casa, para que el viento me diera pr?cticamente en la nuca. Mont? dos cimbeleras verticales, a derecha e izquierda delante del puesto, una horgadera en una encina tambi?n delante del puesto pero m?s alejada, y una vara Portuguesa en la encina, que ese d?a no me dar?a la sombra, pero al menos me proteger?a algo al estar el puesto debajo de ella.
Una vez que le puse las caperuzas a los ciegos, coloqu? todo el equipo sobrante en la encina que estaba detr?s de m? y llev? el coche la esconder a una gran encina a unos trescientos metros del puesto.
Ya se ve?an las claras del d?a, y al volver andando hasta el puesto y solo salir de las encinas colindantes cinco palomas no me gust?, eso me confirm? que las palomas no dorm?an all? y que la tarde no iba a ser precisamente movidita, aunque de ?estas cosas no te puedes fijar a ciencia cierta porque hay veces que ocurre esto y a la tarde s? que tienes movimientos de torcaces.
Sobre las nueve de la ma?ana comenzaron a moverse algunas palomas por los alrededores, pero hasta que no me entr? la primera , por cierto muy picada a los cimbeles no comenzaron a moverse en cantidades importantes. El cielo estaba muy cubierto, totalmente cerrado, pero mi sorpresa fue que al comenzar a trabajar con los cimbeles, las torcaces en bandos se tiraban sin paraca?das, era espectacular, ven?an muy altas y al ver los movimiento de los cimbeles se picaban y entraban ciegas, pero algo antes de llegar se giraban y se posaban a unos cien metros del puesto, esto lo repitieron muchas veces, eso s? la que ven?a sola, o acompa?ada de su pareja entraba hasta la cocina, era incre?ble ver c?mo a pesar de estar muy nublado estas entraban a los cimbeles como lo har?an en un d?a soleado, no me lo cre?a, pero estaba pasando y lo aprovech? lo mejor que pude, y en menos de una hora ya ten?a once preciosas torcaces sin cobrar en el suelo.

L?gico era pensar que aquello tendr?a que bajar de ritmo y as? ocurri?, sobre las diez y media aquello bajo en intensidad pero no dejaron de acudir palomas sueltas y entrar ciegas a los cimbeles, cobrando alguna que otra paloma de vez en cuando.
Mi amigo Jos? Luis se hab?a colocado en la entrada de la finca, por lo que yo pr?cticamente no escuchaba sus tiros, pero al estar comunicados por las emisoras que me trajeron los reyes sabia que tambi?n se estaba divirtiendo y estaba tirando palomas.
El caso es que la ma?ana fue muy entretenida, y a eso de la una treinta Jos? Luis y su Primo Fernando que hab?a venido a pasar la tarde con el llegaron hasta mi puesto y preparamos la fogata para asar la carne que un poco m?s tarde comer?amos.

La comida fue muy amena, y el vino pitarra que tomamos ayudo a ello.
Nos ocurri? una an?cdota mientras la comida muy curiosa, se movieron algunas palomas en el regato y los tres a la vez nos metimos en mi puesto, despu?s de decirle a Jos? Luis que las traer?a, las trabaj?, le dije a Jos? Luis que cogiera mi escopeta y mientras tanto yo trabaje las palomas, y una de ellas a pesar de estar los dos coche al lado del puesto se pic? a los cimbeles y entr? hasta la cocina, yo vi como mi amigo cog?a mi escopeta y apuntaba a la paloma pero no disparaba, y l?gicamente la paloma se marcho despu?s de estar a pocos metros de nosotros, el caso es que Jos? Luis le hab?a puesto el seguro a mi escopeta en vez de quit?rselo, el lo noto al lado contrario de donde tiene el suyo y lo puso, no se percat? de que mi escopeta tiene el seguro al rev?s por ser para zurdos. Aquella paloma se hab?a salvado por que yo era zurdo, eso estaba claro.
Una vez que terminamos de comer los dos amigos se fueron a su puesto y yo me quede en el m?o.

Ya eran las tres de la tarde, y aun no se hab?a movido ni una paloma, y de hecho hasta las cuatro treinta que me percate de que aquello iba a estar m?s bien tranquilo solo cobr? tres torcaces m?s que entraron ciegas a mis cimbeles, posiblemente serian algunas de las que hab?an pasado all? la noche anterior y levant? yo al ir a llevar el coche a esconder. Por lo que poco a poco desmont? todo el equipo y di la jornada por concluida. Una vez que ten?a todo recogido en el coche volv? a la casa y all? esper? a que vinieran Jos? Luis y su acompa?ante,

Estos tardaron un rato en llegar y una vez que ya volvimos a estar los tres juntos me comentaron que hab?an tardado tanto porque hasta un rato antes las palomas no dejaron de entrar en su zona, cosa que aprovecharon para cobrar otras pocas torcaces.

Una vez que hicimos algunas fotograf?as para inmortalizar la jornada nos fuimos hasta el hotel donde tomamos un refresco, y comentamos como hab?a trascurrido dicha jornada, un rato despu?s Jos? Luis y Fernando se marcharon, y despu?s de los oportunos abrazos y saludos yo me sub? a la habitaci?n para darme una buena ducha caliente y descansar un rato, Despu?s baj? para cenar algo y a las diez treinta ya estaba de nuevo metido en la cama viendo la tele, y un rato despu?s desconecte y me qued? dormido.

No sin antes pensar que hab?a sido una jornada cimbelera muy bonita, a pesar del feo d?a que nos acompa?? las palomas entraron muy bien a los cimbeles, cosa que yo no esperaba, y d?ndonos la oportunidad de tener lances inolvidables, ya firmar?a yo por tener estos resultados, con esta calidad de caza en todas mis salidas cimbeleras, en una palabra me lo hab?a pasado muy bien y estaba muy contento por ello, espero volver a repetir jornadas as? de vez en cuando, a poder ser lo antes posible, vamos la semana que viene.
Juan Manuel Alonso Rabazo.-