Fin de semana Soleado

En principio la idea era? cazar el s?bado en Torrejon y desde all?, y sobre las seis de la tarde salir para Salamanca para cazar el domingo all? junto a mi amigo y compa?ero Jose Luis en su finca. En esta ocasi?n se vendr?a? conmigo mi amigo Francis, eso si en calidad de secretario, o acompa?ante como quer?is llamarlo.

El caso es que a pesar de haber recibido la tarde antes una llamada telefonica del vaquero de la finca para decirme que estaba viendo bastantes palomas en dicha finca, todos sabemos como es esto, y pudimos comprobar in situ que de muchas palomas nada, lo dejar?amos en algunas palomas que por cierto todas al salir llevaban la misma ruta cogiendo el regato que ten?amos a nuestra izquierda? desembocando en el puesto de uno de mis compa?eros, el cual tuvo la suerte de tener algunos que otros lances cimbeleros y cobrar diez palomas hasta la hora en que nosotros nos quitamos .

Respecto a mi solo tuve la oportunidad de tener dos lances con dos bonitas torcaces que dieron con sus plumas en el suelo, pero nada mas.

Una vez que vi el panorama pens? en desmontar y marcharnos hasta otra de las fincas que tengo all?, pero no hizo falta pues habl? con Jose Luis y este me dijo que si nos aburr?amos nos fu?ramos a la finca que el estar?a all? todo el d?a, entre otras cosas para preparar el equipo y el remolque puesto para el d?a siguiente.

Dicho y hecho, ayudado por Francis en cosa de media hora recogimos el equipo y salimos de la finca, pero antes de dirigirnos hacia Salamanca fuimos a echarle un vistazo a la otra finca por ver si se mov?an palomas, y justamente al llegar a la zona donde tengo instalada la torreta vimos un par de bonitos bandos de torcaces revoloteando por la zona.

El caso es que ya hab?amos hablado con Jose Luis para decirle que sal?amos para all? y no proced?a volver a montar en la torreta, la verdad es que no eran muchas, y esto nos hubiera supuesto tener que? aguantar all? hasta por la tarde y no poder ir a ver a nuestro amigo.

Una hora y media despu?s llegamos al hotel donde suelo hospedarme en Salamanca, all? dejamos la bolsa de la ropa en nuestras respectivas habitaciones, y nos tomamos un pincho de tortilla con una cerveza en la barra del bar que nos supo a gloria, el hambre ya apretaba y esta nos dej? listos para aguantar la tarde incluso sin tener que volver a comer.

Una vez que llegamos a la finca, y despu?s de los pertinentes saludos, Jose Luis me sugiri? dos opciones, la primera era montar el puesto y el equipo en la zona donde me iba a colocar al d?a siguiente y as? ahorrar tiempo y prisas a primera hora de la ma?ana, y la segunda era? ponernos un rato en la finca de su primo Fernando los tres juntos en su remoque puesto, y pasar all? un par de horas, para como se suele decir, matar el vicio.

Y si lo hicimos, optamos por la segunda, y el montaje de mi puesto esperar?a y no pasar?a la noche a la intemperie, lo colocar?a a la ma?ana al llegar al lugar elegido para cazar esa jornada, Jose Luis se cambi? de ropa r?pidamente y nos dirigimos a la zona donde nos colocar?amos, y unos minutos mas tarde ya ten?amos el remolque bajo la encina que hab?amos elegido para que nos diera sombra,? aunque el sol cada vez estaba mas tapado por algunas nubes. En pocos minutos montamos un vertical, un rodillo, y la vara portuguesa? para comenzar en cuanto las torcaces decidieran que era hora de moverse.

Una cosa que no nos? hab?a gustado? al llegar fue que? solamente vimos salir dos palomas de una encina, pero aun as? nosotros somos personas de mucha fe y decidimos que aunque la cosa no pintaba bien aguantar?amos al menos hasta las cinco de la tarde.

Como la cosa estaba mas bien incierta decidimos que tomar?amos un taco mientras tanto para reponer fuerzas. Y as? lo hicimos y? tomamos un peque?o refrigerio acompa?ado de unas cervezas que nos supieron riqu?simas.

 

Como Francis estaba deseoso de disparar sobre alguna que otra torcaz, le dije que sacara una de mis escopetas de la funda y que disparara el, yo en esta ocasi?n manejar?a las cuerdas para que mis dos compa?eros tiraran si es que las palomas se mov?an. Y lo hicieron, no en grandes cantidades, pero si sueltas y en peque?os bandos, aunque el problema es que estas al entrar se picaban bien pero no remataban, seguramente debido a que se hab?a nublado, pos?ndose a unos metros de la plaza haciendo inviable el poder disparar sobre ellas.

De todas formas algunas si que dieron con sus plumas en el suelo, pocas pero si algunas, y cuando ya comprendimos que no eran horas de estar all? entre otras cosas molestando al campo recogimos el equipo y nos marchamos hasta la casa.

Jose Luis nos dijo que dej?ramos all? el coche mio, que el nos llevaba hasta el hotel, y a la ma?ana siguiente nos recoger?a y volver?amos todos juntos, incluyendo a su primo Fernando que esta siendo picado por esta preciosa modalidad de caza y esta haciendo sus primeros pinitos acompa?ando al ya experto Jose Luis con los cimbeles.

Una vez en el hotel, tomamos un refresco en el bar, charlamos sobre como lo har?amos al d?a siguiente, y a continuaci?n Jose Luis se despidi? de nosotros y quedamos en que nos recoger?a a la seis de la ma?ana.

Una vez que Jose Luis se march? Francis y yo subimos a las habitaciones para darnos una ducha caliente y cambiarnos de ropa, por lo que quedamos una hora despu?s de nuevo en el bar del hotel.

Una vez juntos de nuevo echamos unas partidas al tute mientras tom?bamos unas cervezas, cenamos algo y sobre las diez treinta de la noche nos despedimos y subimos a las habitaciones para colocarnos en los brazos de Morfeo.

Pasados unos minutos las seis de la ma?ana aparecieron Jose Luis y Fernando, y de all? salimos hacia la finca, veinte minutos despu?s est?bamos todos desayunando en la cocina de la casa de Jose Luis.

Al terminar cogimos el coche que estaba en el interior de la nave y poco a poco fuimos bajando hasta la zona donde suelo colocarme, hacia mucho fr?o, creo que est?bamos a menos cinco grados, por lo que la utilizaci?n de guantes y pasamonta?as era casi obligado.

Al llegar y ayudado por Francis, sacamos todo el equipo del coche y lo colocamos al lado de la encina donde pensaba poner el puesto, despu?s de montado dicho puesto coloqu? como siempre que cazo aqu? dos verticales, una horgadera, y una vara Portuguesa, ademas de colocarle las caperuzas a seis ciegos.

Al llegar hab?an salido algunas palomas de las encinas, una docena aproximadamente, por lo que entend? que las torcaces en esta ocasi?n no dorm?an all?.

La pelona que hab?a ca?do era importante, por lo que a pesar de haber salido ya el sol y estar iluminando con fuerza toda la dehesa las palomas no se mov?an para nada, yo r?pidamente le ech? las culpas al fr?o, pero interiormente estaba pensando que a pesar del maravilloso d?a que ten?amos ante nosotros las palomas seguramente no se mover?an en las cantidades que lo hicieron la anterior semana.

Si hacia fr?o hasta entonces, una vez que comenz? a soplar el viento la cosa ya era heladora, aunque la verdad es que al menos yo estaba preparado, y me hab?a curado en salud coloc?ndome antes de salir del hotel ropa t?rmica, y la verdad es que el fr?o era mas llevadero.

Creo que eran las nueve treinta pasadas cuando dispar? sobre la primera torcaz que acudi? a mis cimbeles, por entonces ya hab?a escuchado disparar a mi compa?ero Jose Luis, este se hab?a colocado acompa?ado por Fernando a una distancia de mas de dos kil?metros de donde yo estaba, y aunque no era exagerado el tiroteo deb?an de estar teniendo algunos bonitos lances cimbeleros.

Yo en esta jornada tenia la suerte de cara, y paloma que tiraba paloma que daba con sus plumas en e suelo, no as? mi amigo Francis al cual le dejar de tirar alguna que otra y no se quedo con ellas, seguramente seria por que extra?aba mi escopeta.

Como est?bamos comunicados por radio emisoras, Jose Luis me coment? sobre las doce del medio d?a que su zona se hab?a parado por completo, por lo que iba a desmontar y bajar?an el y Fernando hasta mi puesto para comer todos juntos, que me avisar?a cuando estuvieran a la altura de la casa para que fu?ramos d?ndole marcha a la fogata para asar la carne.

En esta ocasi?n la comida seria algo mas que un tentempi?, en principio tomar?amos unas anchoas que mi mujer nos hab?a preparado y que es una autentica experta en ello, tambi?n tomar?amos algunos trozos de panceta fresca tomada de la matanza del d?a anterior que hab?a tenido Fernando, y para rematar un mont?n de carne de ternero que no nos la hubi?ramos comido ni en cuatro d?as, dicha carne pertenec?a a un becerro que Jose Luis hab?a estado alimentando durante siete meses para consumo propio.

Ni que decir tiene que las anchoas estaban riqu?sima, la panceta, espectacular, y la carne eso era como estar en los siete cielos, estaba divina, como se suele decir nos pusimos puos, todo ello regado con un vino de pitarra que tampoco estaba mal, bueno la verdad estaba delicioso, tampoco faltaron unos dulces? caseros del Casar de Caceres, vamos que a pesar de ser mucho el viento que soplaba no nos llevar?a.

Una vez que acabamos de comer, Jose Luis y Fernando se marcharon hacia otra parte de la finca para colocarse y pasar all? la tarde, Francis estaba algo acatarrado y se fue al coche a dormir unos minutos ( estuvo dos horas justas) y un servidor se volvi? a meter en el puesto, y para acelerar algo la digesti?n de la comida poco a poco fui recogiendo la mitad del equipo para que al final de la jornada me costara menos el hacerlo, la verdad es que no tenia mucha ilusi?n y pens? que las torcaces en esta ocasi?n se mover?an poco.

Y acert?, la tarde fue mas bien tranquila, a pesar de ello cobramos algunas mas y sobre las cinco de la tarde acab? de recoger la totalidad del equipo y despu?s de meterlo todo en el coche nos subimos hasta la casa donde ya estaban Jose? Luis y Fernando esper?ndonos, a ellos tampoco se les hab?a dado bien del todo, pero hab?an aguantado como leones hasta que comprendieron que ya quedaba poco que rascar.

A pesar de todo yo estaba muy satisfecho de como se hab?a desarrollado la jornada, no hab?a sido para volverse loco pero yo personalmente tuve lances preciosos, que creo que tardar? en olvidar, seg?n Jose Luis tambi?n hab?a tenido una ma?ana entretenida, que mas se puede pedir? cazamos, disfrutamos, comimos como dioses, como vamos a pedir nada mas, bueno si, el poder hacerlo mas a menudo, aunque para ello tendremos que esperan a la temporada que viene porque hoy es el ultimo d?a de caza en Castilla y Le?n.

Una vez que Jose Luis se cambi? y cerro la casa nos fuimos? de nuevo al hotel y all? nos tomamos una caf? mientras nos cont?bamos los unos a los otros las an?cdotas de la jornada, (vamos que herv?a el mentidero).

Sobre las ocho de la tarde y despu?s de un fuerte abrazo me desped? de Jose Luis y de Fernando, quedando en que ya faltaba poco para que volvi?ramos a cazar todos juntos Palomas con cimbeles en tierras charras, o en donde las torcaces nos lleven.

Despu?s de repostar de combustible al coche, y darle un buen lavado para quitarle el mucho barro que albergaba en sus bajos sub? a la habitaci?n me di una ducha muy caliente para entrar en calor y baj? al bar donde ya me estaba esperando Francis, una vez echamos unas partidas al tute, las cuales perd? casi todas, y despu?s de cenar algo nos despedimos del personal del hotel hasta el verano que viene y subimos a dormir, al menos yo media hora mas tarde volv? a encontrarme con Morfeo.

A las seis de la ma?ana en punto del d?a siguiente salimos hacia Caceres, y casi dos horas despu?s ya est?bamos soltando a los cimbeles en el palomar para que desconectaran, al menos hasta la semana que viene.

De nuevo hab?a pasado un bonito d?a de palomas con cimbeles en tierras charras, un d?a mas he tenido la oportunidad de tener algunos lances espectaculares, un d?a mas he comido y bebido algo de vino junto a mi compa?ero y amigo Jose Luis, y un d?a mas tengo que darle las gracias por tratarme como me trata, espero compensarselo igualmente cuando el venga a cazar a Caceres al menos de la misma manera, de lo que el sin dudarlo ni un solo momento debe estar seguro.

HASTA PRONTO AMIGO.

Juan Manuel Alonso Rabazo.-

 

 

Un fin de semana muy esperado

 

 

A veces me pregunto a mi mismo como puedo tener tanta afici?n a esta bonita modalidad de caza, no es normal que un domingo por la tarde al llegar a casa y ?despu?s de estar todo el d?a en el campo cazando me ponga a preparar todo el equipo para la semana siguiente, opino que no es normal, pero es tal como lo estoy contando, ni m?s ni menos.

El caso es que este fin de semana pasado en principio ten?a como objetivo el cazar el s?bado en Torrej?n, y al acabar sobre las cinco de la tarde irme hasta Salamanca para cazar con mi buen amigo Jos? Luis en su finca.

Y ?as? lo hice, a las siete treinta de la ma?ana, y despu?s de haber desayunado en una conocida churrer?a de C?ceres, estaba entrando en el camino de una de las fincas que tengo arrendada en Torrej?n el Rubio.

En esta ocasi?n lo har?a en la ?cerca de la Reforestacion, y en concreto en un puesto natural que tengo en la parte baja de la misma, y del que tengo muy buenos ratos pasados en su interior.

Como siempre que suelo cazar en este puesto, mont? dos cimbeleras verticales en dos encinas que tengo delante del mismo, y en la encina que normalmente me da la sombra coloqu? una vara Portuguesa, adem?s de seis ciegos en el posadero del puesto.

La ma?ana se presentaba soleada, quiz?s con alguna que otra mara?a pero pasable cineg?ticamente hablando.

Una vez montado todo aun me faltaban veinte minutos para comenzar, los cuales aprovech? para colocarles al puesto algunas ramas de encinas cortadas de los mamones de las mismas, d?ndole a dicho ?puesto un tono algo m?s natural,.

Mientras tanto algunas torcaces revoloteaban cerca del puesto, principalmente atra?das por los cimbeles de copa, haciendo que tambi?n en esta ocasi?n algunas de ellas se posaran con dichos cimbeles.

Pasados unos minutos de las nueve, y despu?s de haber sacado de la doble ?funda una de mis escopetas, una solitaria paloma se dej? enga?ar por uno de mis cimbeles pic?ndose hasta la plaza, y despu?s de fijarla con la vara la qued? muerta en el aire de un certero disparo. L?gicamente y como suele ocurrir en estos primeros minutos de la ma?ana, al tiro algunas palomas revolotearon por los alrededores, muy pocas por cierto, pero es lo que hab?a y contra eso no se puede hacer nada.

Despu?s de que aquello se tranquilizara un poco, y de haber visto alguna que otra paloma cruzar hacia la parte baja de la finca, cinco bonitas torcaces se interesaron por mis cimbeles y entraron espectacularmente al enga?o, en esta ocasi?n pude disparar sobre dos ?qued?ndome tambi?n con ellas en un bonito doblete.

Estaba claro que aquella jornada no iba a ser recordada por el exceso de capturas, pero la ma?ana era joven y hab?a que esperar.

En la siguiente hora solo pude cobrar otras dos torcaces, siendo las ?nicas que hab?a tirado, y a partir de esa hora la cosa se par? en serio, por lo que despu?s de mucho pensarlo, recog? todo y me fui a la otra finca que est? cerca de esta para ver si hab?a palomas en alguno de los puestos que tengo all?.

Un rato despu?s estaba parado en el puesto de la charca, que es donde habitualmente suelo ponerme, y sobre todo en d?as en los cuales haya pocas palomas y evito tener que montar el puesto artificial.

La verdad es que palomas hab?a muy pocas, pero algunas si que se dejaron de ver mientras iba hacia el puesto, por lo que al final decid? que montar?a de nuevo all? y me quedar?a hasta la hora de irme a Salamanca.

Una vez montado y viendo que eran las doce pasadas del medio d?a decid? que comer?a un bocadillo ?lo antes posible y as? tener hecha la digesti?n a la hora de salir hacia Salamanca evitando as? el que me entrara sue?o durante el viaje.

Mientras ?com?a dicho bocadillo una paloma que ven?a de la zona de la carretera se dej? querer por mis cimbeles y me entr? a huevo, dando con sus plumas en el suelo, media hora m?s tarde vi algunas en la lejan?a pero all? se quedaron posadas, durante bastante tiempo vi palomas sueltas como a dos kil?metros pero estaban muy lejos para trabajarlas, por lo que me acomod? en mi silla y esper?.

Es el problema que tiene el cazar una, o dos personas solas en una finca tan grande, es ?que estas no se mueven, aunque en esta ocasi?n un compa?ero m?o, ?ngel, hab?a venido desde el pa?s Vasco y se hab?a colocado en la otra zona de la finca, pero ni el escuchaba mis tiros ni yo los suyos, lo que quiere decir que est?bamos bastantes distanciados.

Una vez m?s otra paloma se movi? por la parte derecha, y una vez m?s la enga??, pero en esta ocasi?n la dispar? a huevo, le pegu? en los dos tiros y esta a duras penas se pos? en una encina que estaba situada a cien metros del puesto, y que despu?s de haber esperado un rato para que se enfriara, cuando fui a cobrarla sali? volando y me qued? compuesto y sin paloma.

Sobre las tres de la tarde tres palomas mas vinieron de la misma zona, las trabaj?, y estas entraron perfectamente, una vez en plaza me fui con la primera y la qued? hecha un trapo en el aire, pero a las otras dos no las pude tirar porque se me metieron en una de las encinas donde estaba uno de los cimbeles y este peligraba, por lo que no dispar?, qued?ndome con una sola bonita torcaz.

La verdad es que hab?a muy pocas palomas, pero la afici?n es la afici?n, y all? estaba un servidor sin sentarme, subido al altillo que tengo para ganar altura, y oteando el horizonte.

Un poco antes de las cuatro de la tarde vi venir hacia mi izquierda un bando de unos sesenta palomas, en principio pens? en no trabajarlas pues estaban a m?s de un Kilometro pero al final pens? que por que no iba a hacerlo, por probar no pasaba nada, y vamos si pas?, comenc? a trabajarlas con las dos verticales y estas poco a poco se fueron aproximando hacia mi plaza, hasta tal punto que ayudado por los ciegos consegu? meter todo el bando a cinco metros de altura y muy muy fijas, dej? pasar las primeras y me fui con una de ellas que ven?a a mitad del bando qued?ndome con ella, pero al intentar repetir con otra se desplazaron hacia atr?s y no pude dispararlas de nuevo.

Lo que se siente en estos casos es algo que solo el que practica esta bonita modalidad de caza ?puede entender, por mucho que se lo espliques a alguien que no caza palomas con cimbeles esto es ?imposible que ?l te pueda entender.

Fue un lance precioso, divino, como se vinieron las palomas desde tan lejos, fue espectacular, verdaderamente esto es lo que hace afici?n, y sobre todo cuando hay tan pocas torcaces en la zona donde habitualmente cazas.

Al final comprend? que aquello ya no dar?a para m?s, y poco a recog? todo el equipo, me cambi? de calzado, y sal? a las cinco de la tarde hacia Salamanca.

Solo hab?a cobrado ocho palomas, solo ocho, pero hab?a estado CAZANDO durante todo el d?a, y eso creerme que es lo que m?s me gusta, y si encima tienes la suerte de cobrar alguna preciosa torcaz, mejor que mejor.

Dos horas despu?s ya estaba en el hotel de Salamanca, me di una ducha, y a continuaci?n llam? a mi amigo Jos? Luis, este se tom? la molestia de venir a verme y tomar juntos una cerveza charlando no precisamente de toros mientras tanto, cuando ?l se march? cen? algo y? a las diez treinta ya estaba en la cama viendo la televisi?n, creo que unos minutos m?s tarde, ya no estaba, seguramente estar?a acord?ndome del bando de las sesenta torcaces.

 

Hab?a quedado con Jos? Luis en que me recoger?a en el parking del hotel a las seis de la ma?ana, por lo que hab?a puesto la alarma del tel?fono m?vil a alas cinco cuarenta y cinco para que me diera tiempo a ser puntual, pero quiz?s porque extra?o la cama, o porque el deseo de estar colocado al frente del ca??n es mucho, el caso es que a las cuatro y media ya estaba levantado.? Eso tiene algunas ventajas, uno de ellas es que me sobr? tiempo para darme una ducha, afeitarme y estar a las cinco cuarenta y cinco abajo calentando el motor del coche.

Una vez que lleg? Jos? Luis nos fuimos en los dos veh?culos hasta la finca y una vez que desayunamos bajamos hasta el regato, Jos? Luis para echar de comer a las vacas, y yo para quedarme en el puesto.

La verdad es que bajamos un poco desanimados porque el cielo se ve?a encapotado, y no se ve?a ni una sola estrella en el firmamento. Todos sabemos que las torcaces en d?as cerrados, oscuros y muy nublados, al margen de volar muy altas, ver mucho m?s que en un d?a soleado, y no picarse bien a los cimbeles, y hoy era uno de ellos.

Ayudado por la linterna frontal, poco a poco fui colocando el puesto y el resto de componentes del equipo. El viento en teor?a cuando se moviera, porque en ese momento no lo hac?a, lo har?a de noroeste, por lo que me coloqu? mirando hacia la casa, para que el viento me diera pr?cticamente en la nuca. Mont? dos cimbeleras verticales, a derecha e izquierda delante del puesto, una horgadera en una encina tambi?n delante del puesto pero m?s alejada, y una vara Portuguesa en la encina, que ese d?a no me dar?a la sombra, pero al menos me proteger?a algo al estar el puesto debajo de ella.

Una vez que le puse las caperuzas a los ciegos, coloqu? todo el equipo sobrante en la encina que estaba detr?s de m? y llev? el coche la esconder a una gran encina a unos trescientos metros del puesto.

Ya se ve?an las claras del d?a, y al volver andando hasta el puesto y solo salir de las encinas colindantes cinco palomas no me gust?, eso me confirm? que las palomas no dorm?an all? y que la tarde no iba a ser precisamente movidita, aunque de ?estas cosas no te puedes fijar a ciencia cierta porque hay veces que ocurre esto y a la tarde s? que tienes movimientos de torcaces.

Sobre las nueve de la ma?ana comenzaron a moverse algunas palomas por los alrededores, pero hasta que no me entr? la primera , por cierto muy picada a los cimbeles no comenzaron a moverse en cantidades importantes. El cielo estaba muy cubierto, totalmente cerrado, pero mi sorpresa fue que al comenzar a trabajar con los cimbeles, las torcaces en bandos se tiraban sin paraca?das, era espectacular, ven?an muy altas y al ver los movimiento de los cimbeles se picaban y entraban ciegas, pero algo antes de llegar se giraban y se posaban a unos cien metros del puesto, esto lo repitieron muchas veces, eso s? la que ven?a sola, o acompa?ada de su pareja entraba hasta la cocina, era incre?ble ver c?mo a pesar de estar muy nublado estas entraban a los cimbeles como lo har?an en un d?a soleado, no me lo cre?a, pero estaba pasando y lo aprovech? lo mejor que pude, y en menos de una hora ya ten?a once preciosas torcaces sin cobrar en el suelo.

L?gico era pensar que aquello tendr?a que bajar de ritmo y as? ocurri?, sobre las diez y media aquello bajo en intensidad pero no dejaron de acudir palomas sueltas y entrar ciegas a los cimbeles, cobrando alguna que otra paloma de vez en cuando.

Mi amigo Jos? Luis se hab?a colocado en la entrada de la finca, por lo que yo pr?cticamente no escuchaba sus tiros, pero al estar comunicados por las emisoras que me trajeron los reyes sabia que tambi?n se estaba divirtiendo y estaba tirando palomas.

El caso es que la ma?ana fue muy entretenida, y a eso de la una treinta Jos? Luis y su Primo Fernando que hab?a venido a pasar la tarde con el llegaron hasta mi puesto y preparamos la fogata para asar la carne que un poco m?s tarde comer?amos.

La comida fue muy amena, y el vino pitarra que tomamos ayudo a ello.

Nos ocurri? una an?cdota mientras la comida muy curiosa, se movieron algunas palomas en el regato y los tres a la vez nos metimos en mi puesto, despu?s de decirle a Jos? Luis que las traer?a, las trabaj?, le dije a Jos? Luis que cogiera mi escopeta y mientras tanto yo trabaje las palomas, y una de ellas a pesar de estar los dos coche al lado del puesto se pic? a los cimbeles y entr? hasta la cocina, yo vi como mi amigo cog?a mi escopeta y apuntaba a la paloma pero no disparaba, y l?gicamente la paloma se marcho despu?s de estar a pocos metros de nosotros, el caso es que Jos? Luis le hab?a puesto el seguro a mi escopeta en vez de quit?rselo, el lo noto al lado contrario de donde tiene el suyo y lo puso, no se percat? de que mi escopeta tiene el seguro al rev?s por ser para zurdos. Aquella paloma se hab?a salvado por que yo era zurdo, eso estaba claro.

Una vez que terminamos de comer los dos amigos se fueron a su puesto y yo me quede en el m?o.

Ya eran las tres de la tarde, y aun no se hab?a movido ni una paloma, y de hecho hasta las cuatro treinta que me percate de que aquello iba a estar m?s bien tranquilo solo cobr? tres torcaces m?s que entraron ciegas a mis cimbeles, posiblemente serian algunas de las que hab?an pasado all? la noche anterior y levant? yo al ir a llevar el coche a esconder. Por lo que poco a poco desmont? todo el equipo y di la jornada por concluida. Una vez que ten?a todo recogido en el coche volv? a la casa y all? esper? a que vinieran Jos? Luis y su acompa?ante,

Estos tardaron un rato en llegar y una vez que ya volvimos a estar los tres juntos me comentaron que hab?an tardado tanto porque hasta un rato antes las palomas no dejaron de entrar en su zona, cosa que aprovecharon para cobrar otras pocas torcaces.

Una vez que hicimos algunas fotograf?as para inmortalizar la jornada nos fuimos hasta el hotel donde tomamos un refresco, y comentamos como hab?a trascurrido dicha jornada, un rato despu?s Jos? Luis y Fernando se marcharon, y despu?s de los oportunos abrazos y saludos yo me sub? a la habitaci?n para darme una buena ducha caliente y descansar un rato, Despu?s baj? para cenar algo y a las diez treinta ya estaba de nuevo metido en la cama viendo la tele, y un rato despu?s desconecte y me qued? dormido.

No sin antes pensar que hab?a sido una jornada cimbelera muy bonita, a pesar del feo d?a que nos acompa?? las palomas entraron muy bien a los cimbeles, cosa que yo no esperaba, y d?ndonos la oportunidad de tener lances inolvidables, ya firmar?a yo por tener estos resultados, con esta calidad de caza en todas mis salidas cimbeleras, en una palabra me lo hab?a pasado muy bien y estaba muy contento por ello, espero volver a repetir jornadas as? de vez en cuando, a poder ser lo antes posible, vamos la semana que viene.

 

Juan Manuel Alonso Rabazo.-

 

Despu?s de la lluvia vino la calma

El s?bado de este fin de semana lo tuve que dedicar a trabajar, entre otras cosas algo normal, pero comento esto porque el s?bado estaba previsto que lloviera durante casi todo el d?a, y as? fue. Ya a las ocho de la ma?ana cuando me asom? a la ventana para ver si lo hacia el agua golpeaba con fuerza el doble acristalamiento de la misma, vamos que llov?a con ganas.

Aquello hizo que al menos me consolara el saber que hab?a hecho bien con quedarme en casa, me hubiera dolido que despu?s de no haber salido de palomas no hubiera llovido, y adem?s hace mucha falta el agua, por lo que ya hab?a que pensar en el siguiente d?a que seg?n las predicciones no iba a llover e incluso seria un d?a soleado.

Ten?a ganas de ir ?cazar a ?la cerca de abajo de una de las fincas en las cuales hay algunas palomas ?muy aquerenciadas hace alg?n tiempo.

Dicho y hecho, a las siete treinta de la ma?ana ya estaba en el camino de la finca, dudando? si cruzar los trescientos metros que me separaban del puesto donde pensaba montar con el coche, o dar tres viajes hasta el mismo para llevar todo el equipo en el coche de San Fernando, las dudas ven?an porque dicho trozo tenia agua acumulada del d?a anterior y corr?a el riesgo de quedarme atascado.

Al final me arriesgu? y caminando por lo m?s alto? llegu? con el veh?culo sin problemas hasta la encina donde en algo m?s de media hora ten?a ya todo el equipo montado.

Coloqu? dos cimbeleras verticales a unos veinte metros delante del puesto a derecha e izquierda del mismo, y una vara Portuguesa en la encina que me dar?a la sombra, y adem?s seis ciegos como auxiliares de los anteriormente mencionados.

Veinte minutos antes de la hora en la cual puedo comenzar a cazar, varias torcaces entraron en plaza al ver a los cimbeles de copa, incluso se posaron algunas con ellos, intentando que no me vieran para que no recelaran a lo largo de la ma?ana les tiraba de las cuerdas para que estos se levantaran y las torcaces posadas hicieran lo propio.

Sobre las nueve y diez la primera torcaz que entr? en plaza dio con sus plumas en el suelo, y l?gicamente al tiro comenz? un movimiento de torcaces por los alrededores que presum?a que algunas m?s entrar?an al enga?o.

Durante la siguiente hora y media las palomas no dejaron de moverse d?ndome la opci?n a cobrar diez bonitas torcaces todas cazadas en espectaculares lances cimbeleros.

Sobre las once de la ma?ana la cosa se par? en seco, y ya apenas se mov?an, por lo que no me qued? m?s remedio que mentalizarme sabiendo que la percha no aumentar?a en exceso.

Y as? fue, en la siguiente hora solo pude cobrar dos torcaces mas, y al final a la una de la tarde viendo que aquello no tenia futuro desmont? y me march? a la otra parte de la finca para ver si hab?a algunas palomas en la zona donde suelo ponerme, pero el paseo fue en vano porque all? no se vieron apenas palomas, por lo que despu?s de comer algo decid? que dar?a la jornada por concluida y me marche a casa.

Al final hab?a cobrado doce bonitas torcaces todas ellas enga?adas perfectamente al cimbel que hicieron que aunque sin tirar cohetes me sintiera ?plenamente realizado en esta jornada.

Ya solo quedaba esperar al pr?ximo fin de semana y hacer planes para poder cazar los dos d?as, espero que el tiempo nos acompa?e.

Juan Manuel Alonso Rabazo.-

De nuevo a Torcaces con Cimbeles

 

De nuevo a Torcaces con Cimbeles

 

Despu?s del par?n navide?o en ?el que moment?neamente? sustituimos a nuestros colaboradores los cimbeles por nuestros seres queridos, al menos para pasar juntos ?estas fechas tan se?aladas ?con ellos, de nuevo nos calzamos las botas, la ropa palomeril, y ?volvemos a necesitar a nuestros asistentes voladores para poder practicar esta bonita modalidad de caza que es la de la paloma torcaz con cimbeles.

A pesar de que las previsiones climatol?gicas no son todo lo buenas que nosotros quisi?ramos, ya llevamos varios d?as sin salir al campo y sinceramente estamos necesitados de ello.

Seg?n estas para el s?bado d?a de reyes en la zona de Torrej?n ?el Rubio se esperan nubes y claros, (por desgracia mas nubes que claros) y bastante viento, una media de 22 km /h con rachas superiores a los 33 km/h lo que entre otras cosas si hay palomas en la finca es f?cil que estas se muevan.

En principio tengo conmigo mismo un peque?o trato, y es el siguiente, saldr? temprano y esperar? que me amanezca en el puesto, montar? lo m?nimo, y esperar? a que se haga de d?a. L?gicamente si a primera hora se mueven palomas es f?cil que? lo hagan durante el resto de ?la jornada, y en este caso montar? algo mas y me quedar? toda la jornada, pero en el caso de que no se muevan palomas aguantar? dos o tres horas para matar el vicio y llenarme un poco de campo, y a media ma?ana me marchar? a casa y saldremos a comer mi mujer mi hija y yo. Al fin y al cabo es el d?a de reyes, y es normal el comer con la familia, pero sinceramente las torcaces van a decidir en esta ocasi?n el que un servidor se quede durante toda la jornada en el campo, o recoja pronto y se lo dedique a la familia.

Como ten?a que ir al campo a por los cimbeles hab?a puesto el despertado a las cinco treinta, y a esa hora justamente me tir? de la cama y puse los pies en el suelo.

Despu?s de pasar por la ducha para despejarme, me vest? y r?pidamente fui al sal?n para ver que me hab?an tra?do los Reyes Magos. All? hab?a un mont?n de regalos, unos para mi mujer y mi hija, otros para los hijos de mis sobrinas, otros ?para ellas mismas, y otros para m?. Con cierta ansiedad romp? los papeles de regalo en los que estaban envueltos los mismos y pude comprobar que deb? haber sido bueno durante todo el a?o porque sus majestades me hab?an tra?do una pareja de radio emisoras, entre otras cosas las utilizaremos para mantenernos conectados mientras cazamos en diferentes puestos de las fincas, tambi?n una radio port?til, unas zapatillas, y un teclado para la tableta, est? claro que soy un chico muy bueno.

Ya con la ilusi?n del que no la ha perdido nunca cog? algo de comida por si me quedaba, las escopetas y baj? al garaje a por el coche, lo guard? todo en su interior y me fui al campo a por las palomas.

En esta ocasi?n met? en la parte superior de la cesta de viaje cuatro palomas de copa, y seis destinados para ciegos en la parte inferior, y de all? a la churrer?a donde me tom? tres churros bien fritos acompa?ado de un caf? bastante caliente, y desde all? a Torrej?n.

Pasadas las siete cuarenta? ?entraba por la cancilla de la finca, y diez minutos m?s tarde estaba sacando parte del equipo cimbelero del interior del coche y dej?ndolo junto al puesto.

Ayudado por la linterna de cabeza mont? dos cimbeleras verticales en dos de las tres encinas que tengo delante del puesto, y la vara Portuguesa en la encina del puesto.

A continuaci?n les coloqu? las caperuzas a los ciegos y los situ? sobre su posadero en el interior del aguardo.

Mientras montaba dichas cimbeleras salieron una docena de torcaces de las encinas m?s cercanas, no eran muchas pero al menos alguna s? que hab?an dormido en las mismas, para m? que ocurran estas cosas es un indicativo de que alguna paloma pueda haber en la zona, pero la verdad es que tampoco eran muchas, pero bueno, peor hubiera sido que no hubiera salido ninguna, de todas formas hab?a que esperar un tiempo hasta que amaneciera para saber si las hab?a o no.

Y as? fue, las palomas tardaron en moverse, pero sobre las 9,15 comenzaron a hacerlo, y lo que m?s me sorprendi? es que a pesar de estar muy nublado y oscuro a primera hora las torcaces se picaban a los cimbeles escandalosamente bien, era toda una verdadera gozada verlas venir hacia los cimbeles para llegando a la plaza cimbelera cerrarse de alas y entrando a ella sin paraca?das. En pocos minutos ten?a en el suelo sin cobrar media docena de torcaces, y lo mejor es que sin ser muchas las palomas que se mov?an,solo algunas sueltas? no dejaban de hacerlo.

Mis dos compa?eros que estaban colocados,uno a unos quinientos metros de m?, y el otro a dos kil?metros respectivamente tampoco dejaban de tirar, por lo que se presum?a que si las palomas no se paraban en seco ?la jornada pod?a ser divertida.

Pero ocurri? lo que ten?a que ocurrir, y no fue otra cosa que comenc? a tener dudas sobre lo que deb?a hacer, si quedarme, o marcharme y comer con mi mujer y mi hija.

A las diez y cuarto ya hab?a cobrado una decena de palomas, adem?s muy bien cobradas, unos tiros francos y muy bonitos, no sab?a qu? hacer, le daba vueltas a la cabeza, y fue un peque?o par?n que tuvieron estas, lo que me anim? a decidir que recoger?a y me marchar?a.

A las once ya ten?a todo recogido y en el coche, pero aun as? las torcaces no dejaban de moverse por los alrededores de mi puesto, y mis dos compa?eros no dejaban de disparar de vez en cuando.

Me estaba arrepintiendo de haber recogido pero ya estaba hecho y no hab?a vuelta atr?s, pens? que mi mujer y mi hija se lo merec?an, y ?si Dios as? lo quiere me lo premiara con otra futura jornada entretenida, espero que lo tenga a bien,y que as? sea.

El caso es que despu?s de llevar las palomas al palomar y darles de comer, me march? a casa y llegu? a tiempo para ver como los hijos de mi sobrina llegaban tambi?n para abrir los regalos que les hab?an dejado all? sus majestades los Reyes Magos.

Sobre las dos treinta de la tarde llegamos al restaurante donde comer?amos, y despu?s de una deliciosa velada a las cinco de la tarde nos fuimos a casa a descansar y reposar dicha comida de reyes.

Sobre las seis llam? a mis dos compa?eros para saber c?mo hab?an acabado la jornada, y me dijeron que uno hab?a cobrado 38 y el otro 24, y que si me hubiera quedado seguro que yo habr?a cobrado algo m?s o menos, quiz?s m?s, pues los dos me comentaron que hab?an estado muy fallones.

Yo me alegr? por ellos, no as? por m?, aunque la decisi?n que hab?a tomado a las diez treinta de la ma?ana, pienso que fue la correcta, y como he comentado l?neas atr?s pase el d?a de reyes junto a mi familia directa, lo que si puede ocurrir es que el a?o que viene si Dios quiere puede que en lugar de comida de Reyes reservemos una cena de reyes??

 

Para el domingo ten?amos pensado ir a la otra finca a cazar en la zona de la reforestaci?n, a ver si hab?a algunas palomas, aunque las previsiones climatol?gicas no eran buenas, daban nublado todo el d?a y mucho fr?o, pero el vicio es el vicio, sab?amos que seguramente no har?amos gran cosa, aunque en esto de las palomas nunca se puede asegurar nada.

Hab?amos quedado mi amigo Andr?s, Francis y yo en desayunar en la churrer?a de la Mejostilla a las seis cuarenta y cinco, y al llegar, all? estaba otro amigo , el amigo Tonono al que le hab?a fallado su compa?ero y al cual le dije que se viniera con nosotros, este acept? sin dudadarlo e hicimos pandilla los cuatro.

Despu?s de desayunar salimos los cuatro en dos coches hacia Torrej?n, y treinta minutos despu?s est?bamos en la finca.

Quedamos en que Francis y Tonono se colocar?an en el puesto del cerro, y Andr?s y yo en el de los pinos, y as? lo hicimos.

Montamos todo el equipo en algo m?s de media hora y esperamos a que dieran las nueve en el interior del puesto. El d?a no pod?a ser m?s desagradable, totalmente nublado, oscuro, y con mucho viento, y sobre todo much?simo fr?o.

Las palomas brillaban por su ausencia, y no me extra?aba, yo si hubiera sido paloma no me hubiera movido tampoco, me hubiera quedado enramada en mi encina y esperar?a acontecimientos.

El caso es que solo se movieron algunas palomas sueltas al disparar sobre dos hurracas que sobrevolaron sobre nuestro puesto, y un par de bonitos bandos, observando? que todas llevaban la misma direcci?n, marchaban en direcci?n a cerca de la la torreta, por lo que me arrepent? de no haberme colocado all? con Andr?s en lugar de en el ?puesto de los pinos, que este hab?a sido el primer pensamiento.

Francis y Tonono tiraron en dos o tres ocasiones , pero segu?an sin verse palomas volar ni lejos ni cerca, por lo que llam? a Tonono para que me acompa?ara ver si hab?a palomas en la cerca de la torreta, y de paso para que la conociera.

Nada m?s entrar en la cerca, comenzaron a salir algunas palomas de all?, no es que fueran cientos ?pero hab?a un bonito palomeo.

Subimos a lo alto de la torreta para que Tonono ?la viera, cosa que me cost?, por que le dan miedo las alturas, y este me asegur? que no volver?a a subir nunca mas aunque se la regalara.

Una vez que Tonono baj? de la torreta subimos de nuevo al coche y seguimos camino abajo hacia la cerca donde estaban los cochinos, y de nuevo pas? lo que ten?a que pasar, aquello estaba lleno de palomas, palomas que est?n esperando que los cochinos se pusieran a comer para aprovechar el cacheo de las bellotas, algo que a estas les encanta.

Era precioso verlas tan cerca, tan tranquilas, posadas en el suelo en las encinas incluso en los cables que atraviesan la finca.

Dimos toda la vuelta a la cerca y no dejaban de salir palomas, en principio pens? en venirnos todos a la cerca y colocarnos pero luego lo pens? mas fr?amente y decid? que las dejar?a all? tranquilas, y que en breve me colocar?a en esa zona desde temprano, y era f?cil que hiciera una bonita percha, por lo que salimos de la cerca y dejamos all? tranquilas a las muchas torcaces que hab?a comiendo pl?cidamente el cacheo de las bellotas.

Cuando volvimos a donde estaban mis compa?eros? se lo comentamos y? l?gicamente estos quer?an que baj?ramos, pero yo los convenc?, y al final dejamos las cosas como estaban.

Como arriba ?la cosa segu?a ?igual decidimos que recoger?amos y bajar?amos a la cerca de la torreta y all? comer?amos, pues al estar situada en un bajo el aire nos molestar?a menos a la hora de hacer la fogata y comer.

Y as? lo hicimos, y una vez que terminamos de comer decidimos que Andr?s y yo nos subi?ramos a la torreta, y Francis y Tonono se quedar?an abajo en un puesto auxiliar que tengo al lado, de esta forma ellos cazar?an con los ciegos y yo desde arriba manejar?a tres cimbeles de copa.

Serian m?s o menos las tres cuando subimos a la torreta y estar?amos hasta las cuatro treinta. Palomas se movieron por la zona pocas, algunas sueltas y alg?n bando que metimos y se pararon a pocos metros, sin poder dispararlos. Francis y Andr?s dispararon algunas sueltas sin quedarse con ellas, y al final yo lo hice sobre dos? qued?ndome solo con una de ellas que entr? ciega a los cimbeles.

El d?a segu?a igual de desagradable por lo que est?bamos deseando marcharnos a tomar un caf? caliente, cosa que hicimos al llegar a C?ceres, parar despu?s despedirnos hasta la pr?xima, a ver si el tiempo nos deja y podemos disfrutar de las torcaces.

Y ya est?, ya acabo el fin de semana, el s?bado pas? lo que pas? y el domingo hacia un mal d?a y lo sobrellevamos como pudimos.

A ver si la semana que viene el tiempo mejora, aunque por las previsiones que dan a d?a de hoy es f?cil que est?n los dos d?as cazables malos.

Qu? le vamos a hacer, tendremos que resignarnos y esperar ?a que mejore, lo que si haremos es tener fe, mucha fe, aunque yo particularmente de eso ando sobrado.

Juan Manuel Alonso Rabazo.-

 

Y otra mas

 

 

Parece mentira que una semana se te pueda hacer tan larga, seguramente debe ser porque la semana pasada tuve la fortuna de poder cazar tres d?as , el mi?rcoles, el viernes,? y el domingo, y aunque fueron unas jornadas muy, muy pobres en capturas al menos estuve cazando, que a la postre es realmente lo que importa.

Parece incre?ble, que con el paso del tiempo no se me quite esta verdadera pasi?n que tengo por la Caza de la Paloma Torcaz con Cimbeles, para nada, al contrario, ?y cada vez tengo m?s fiebre por esta bonita modalidad de caza.

Seguramente muchos de vosotros sentir?is lo mismo, y por eso entender?is lo que os digo a trav?s de estas? sinceras l?neas.

Llevo intranquilo y deseoso a la vez por que llegue el fin de semana desde el mi?rcoles, ya el martes prepar? algo de lo que tengo intenci?n de llevar el s?bado y el domingo. El jueves ya ten?a casi todo metido en el coche, y el viernes ya no pensaba en otra cosa, decirme a mi si esto no es afici?n, yo m?s que eso a esto le llamar?a? fiebre cimbelera ?pura y dura.

Sin hacer planes a fondo, ten?a intenci?n de cazar el s?bado en una de las fincas de Torrej?n, aun no sab?a exactamente en cual, pero si en una de ellas, y desde all? marcharme por la tarde a Salamanca, para cazar el domingo con Jos? Luis en su finca. Este me hab?a dicho el mi?rcoles que ya se ve?an de nuevo palomas en ella, y sobre todo en el sitio donde yo suelo ponerme cuando voy, en el famoso REGATO, algo que aunque parezca mentira me gusta mucho, pero a la vez me siento algo incomodo porque es una zona muy buena donde casi siempre hay palomas, pero Jos? Luis se enfada cuando? le digo que se coloque el all?, y este me dice que ese es mi puesto, y punto, y yo como soy muy obediente siempre le hago caso.

El caso es que el viernes retir? la carne que tenia encargada para comer el domingo, y ultim? todos los preparativos para salir temprano el s?bado hacia Torrej?n.

 

A las cinco treinta de la madrugada ?son? el despertador, despu?s de asearme y recoger? la comida y las escopetas ?fui a por las palomas al campo y de paso le cog? unas naranjas a Jos? Luis, porque s? que le gustan mucho, me acerqu? a desayunar a la churrer?a de siempre y desde all? sal? para Torrej?n, treinta minutos m?s tarde estaba abriendo la cancilla de entrada a la finca, y diez m?s tarde estaba sacando del coche todo el equipo para a continuaci?n montar, dos verticales en las encinas que tengo delante del puesto natural, una cimbelera en V en otra encina que esta algo escorada hacia la derecha, y la vara Portuguesa en la encina que me dar?a la sombra. A continuaci?n les coloqu? las caperuzas a los ciegos y recog? en el interior del puesto el sobrante del equipo.

Sobre las 8,30 apareci? en el puesto mi amigo Francis que ven?a a verme y de paso a pasar un rato conmigo, despu?s de los oportunos saludos? acabamos de preparar todo el equipo y nos dispusimos a esperar que fueran las nueve.

A m? en principio no me hab?a gustado que al llegar ?hubieran salido de la zona donde mont? media docena de palomas solamente, eso en principio es mal s?ntoma pero ya est?bamos all? y hab?a que esperar a que diera la hora para saber si las hab?a o por el contrario no.

Sobre las nueve y cuarto de la ma?ana una paloma que ven?a de regato fue tentada por mis cimbeles y se pic? como una posesa, dando con sus plumas en el suelo, siendo esta la primara torcaz cobrada de la ma?ana. A continuaci?n cobr? otras tres m?s seguidas que entraron tambi?n muy bien, pero la cosa se par? en seco, las palomas hab?an desaparecido totalmente y aquello se hab?a quedado desierto de ellas. Francis y yo comentamos si desmont?bamos y nos ?bamos a la zona de la ?Torreta, o si por el contrario nos qued?bamos all?, este al final me convenci? para que desmont?ramos y fue lo que hicimos, sobre las once y media ya ten?amos de nuevo todo el equipo metido en el coche y arrancamos direcci?n a la torreta.

Durante el trayecto en el camino salieron algunas palomas de las encinas, pero la sorpresa fue al llegar al alto del cerro que da a la salida? de la finca, de all? comenzaron a salir palomas en cantidad, y estas hicieron que de momento se me pusieran los nervios nerviosos. Eran bastantes palomas, y una vez que dieron un par de vueltas por la zona volvieron a posarse m?s o menos de donde hab?an salido. A m? me gust? tanto aquello que sin dudarlo un momento le dije a Francis que dejar?amos la torreta para otro d?a y? montar?amos de nuevo en la zona de donde acababan de salir tantas palomas.

 

Ayudado por este en algo menos de una hora ya ten?amos de nuevo todo el equipo? montado esperando que se movieran algunas palomas. Yo pensaba que la palomas a esa hora no se mover?an, pero sobre las dos treinta, o las tres s? que lo har?an y aprovechar?amos para poder arreglar el d?a.

Y si que se movieron algunas a partir de las tres de la tarde, pero ni mucho menos en la cantidad que hab?an salido.

Durante la tarde le dej? a Francis que tirara algunas palomas que por cierto fall?, me dec?a que mi escopeta estaba muy viva y que no se encaraba bien, el caso es que no se qued? con ninguna de las que hab?a tirado, a pesar de que hab?an entrado m?s que cumplidas al cimbel. Viendo que este no mataba ninguna volv? a coger la escopeta y consegu? cobrar dos torcaces mas en dos espectaculares lances, l?stima que dieran las cuatro de la tarde y tuvi?ramos que recoger, porque a partir de esa hora y como suele ocurrir m?s de lo que deseamos entraron bastantes palomas pos?ndose algunas con los cimbeles mientras permanec?an en las encinas. El caso es que nos resignamos y acabamos de recoger todo el equipo, y a las cinco de la tarde nos est?bamos despidiendo en la cancilla de entrada, el tir? hacia C?ceres y yo cog? el camino de Salamanca. Una hora y media m?s tarde ya estaba llamando a mi mujer para decirle que ya estaba en el hotel.

Despu?s de sacar de la bolsa la ropa y colocarla en los armarios destinados para ello me di una ducha caliente me vest? y baj? al coche para dejar todo colocado para el d?a siguiente, a continuaci?n llam? a Jos? Luis para quedar el d?a siguiente.

Sobre las ocho treinta de la tarde baj? a la cafeter?a y me tom? dos cervezas con unas aceitunas, y un poco m?s tarde cen?, y despu?s de dar un paseo por los alrededores del hotel para estirar las piernas sub? a la habitaci?n y me met? en la cama.

All? mientras ve?a la tele no dejaba de pensar en la jornada que hab?a transcurrido, no dejaba de pensar en todas aquellas palomas que se levantaron del cerro cuando ?bamos por el camino, y tambi?n donde habr?an estado para no dar la cara hasta pasadas las tres de la tarde, pero bueno, al menos hab?a cobrado media docena de torcaces y hab?a pasado el d?a junto a Francis.

Calculo que sobre las once me quedar?a dormido como siempre pensando en aquellos bonitos pero insuficientes lances que hab?a tenido con mis amigas las azules, esperando que al d?a siguiente lo fueran algo m?s.

 

Unos minutos antes de las seis de la ma?ana ya estaba esperando a mi amigo Jos? Luis en la puerta del Hotel, este no tard? en llegar, y despu?s de darnos un afectuoso saludos salimos hacia la finca.

Una vez que hab?amos desayunado bajamos los dos hacia el regato, Jos? Luis para darle de comer a las vacas antes de ponerse, y yo para ponerme en el puesto del regato, diez minutos despu?s nos despedimos dese?ndonos suerte, ?este se fue a sus labores y yo me acerqu? al regato, para a continuaci?n montar el puesto y ponerle unas ramas de encinas para camuflarlo algo m?s.

Como suelo ponerme en este puesto, ya no hace falta que haga las gu?as para subir las cimbeleras, ya las tengo hechas desde hace tiempo y se donde tengo que colocar a los diferentes cimbeles en cada encina. Mont? dos cimbeleras de bomba en dos encinas que tengo delante del puesto, una a la derecha y la otra a la izquierda, estas dos para llamar a las torcaces a largas distancias, tambi?n mont? la vara Portuguesa, en la encina que me dar?a la sombra hasta las tres de la tarde mas o menos, y a pesar de estas tres tambi?n mont? una cimbelera en uve doble a mi derecha y para intentar centrar aun mas a las torcaces que vinieran picadas a las bombas.

Cierto es que todo ello lleva mucho trabajo, pero a la larga es beneficioso para la plaza el montar tantas palomas, porque a pesar de que la plaza en cuesti?n es algo cerrada y eres tu el que tiene que estar muy atento para efectuar las llamadas lo antes posible, algunas torcaces ven a los cimbeles antes de que tu las veas a ellas, y eso se traduce en que a veces te sorprenden con las alas abiertas y dispuestas a posarse con ellos, y entre otras cosa el trabajo a esta hora de la ma?ana ven?a bien porque el frio que hac?a era mucho, en concreto siete grados bajo cero, y esto ayudaba a entrar en calor. Una vez que les puse las caperuzas a los ciegos, recog? todo el equipo sobrante y llev? el coche a esconder, al dejar el coche debajo de una gran encina donde suelo esconderlo salieron varias palomas de los alrededores cosa que no me disgust?.

La helada que hab?a era espectacular, todo el suelo parec?a que hab?a aguantado una buena nevada, y creo que fue el motivo por lo que las palomas tardaron mucho en moverse, pero el caso es que cuando lo hicieron consegu? tener unos preciosos lances de torcaces que se tiraban sin paraca?das, era todo un espect?culo verlas venir a toda velocidad hasta la plaza donde ten?a mis cimbeles, r?pidas, muy r?pidas, incluso me ocurri? en dos ocasiones que dej? de tirar a dos torcaces entregad?simas a la vara Portuguesa pues cuando me quise dar cuenta las ten?a a cinco metros, y a esa distancia yo no tiro una paloma, porque en caso de cogerla se le destroza, prefiero no tirarla a tener que dejarla all? en el campo, y eso fue lo que me ocurri? en dos, o tres ocasiones claramente.

Hasta esa hora hab?a conseguido cobrar media docena de palomas, pero a partir de las diez treinta y a pesar de tener un d?a muy fr?o pero espectacular ,dejaron de moverse las torcaces y desaparecieron totalmente, estando algo m?s de dos horas sin ver ni una sola paloma mirara hacia donde mirara.

Jos? Luis hab?a tirado muy poco, pr?cticamente nada, por lo que a la una de la tarde me llam? para decirme que bajaba hasta mi puesto para comer.

Una vez que lleg? hicimos una buena lumbre, bueno, hizo, pues fue Jos? Luis ?el que le dio fuego a la misma, y a continuaci?n disfrutamos comiendo carne en la parrilla, unos boquerones riqu?simos, y unos tragos de vino de pitarra.

Cuando acabamos de comer hicimos varios v?deos caseros relacionados con esta bonita modalidad de caza, que pr?ximamente Jos? Luis se encargar? de ir subi?ndolos a la p?gina.

Yo ten?a ilusi?n porque las palomas se movieran por la tarde, y poder cobrar al menos otra media docena, pero no pudo ser, las palomas brillaron por su ausencia y solo pude cobrar cuatro mas, eso s? cuatro lances espectaculares, que hicieron que me quedara un buen sabor de boca de aquella ya finalizada, y ?rara jornada de caza.

Sobre las cinco de larde ya ten?a casi todo recogido, y media hora despu?s ya me encontraba en mi coche acerc?ndome poco a poco hasta la casa, para desde all? despedirnos, pues Jos? Luis tenia prisas y marcharnos hacia nuestros destinos.

L?gicamente Jos? Luis lo har?a hacia su casa, y yo hasta el hotel, ten?a intenci?n de quedarme a dormir y salir al d?a siguiente muy temprano para estar en casa sobre las ocho de la ma?ana.

Despu?s de darle un buen lavado al coche sub? a la habitaci?n e hice lo propio conmigo, descans? un buen rato y sobre las nueve baje a cenar.

Despu?s de cenar sub? a la habitaci?n me met? en la cama y creo que sobre las diez treinta dej? de ser persona y me qued? dormido, eso hizo que a las cuatro treinta de la madrugada del domingo al lunes ya me estaba preparando para hacer el viaje de regreso a C?ceres.

Hab?a finalizado un fin de semana mas cimbeleando a nuestras amigas, en esta ocasi?n y sobre todo el domingo fue una jornada rara, el d?a fue espectacular, una jornada muy fr?a pero soleada, incluso sobre las doce treinta se levanto un viento tambi?n helado pero que en teor?a ayudar?a a las torcaces a moverse, pero ni as?, sobre esta hora Jos? Luis vio algunas palomas y cobr? un par de ellas, pero yo segu?a sin verlas, y por la tarde a pesar de haber salido palomas de los dos sitios que nos colocamos cuando amaneci?, no volvieron torcaces, por lo que a pesar nuestro las capturas fueron m?nimas.

De todas formas yo con casi una docena de torcaces cobradas ya me conformo, mentir?a si dijera que no me hubiera gustado cobrar tres docenas, pero la caza es as?, y yo con el paso de la edad me estoy haciendo conformista en este tema, y una docena de torcaces cobradas de la forma que yo cobr? las diez del domingo y las seis del s?bado para mi es m?s que suficiente, y si encima estoy con dos buenos amigos, mejor que mejor. Sigo opinando que todo esto es la esencia de la caza, buenos amigos, buena comida, y si encima tenemos la fortuna de enga?ar a alguna torcaz que otra, bendita sea esta bonita modalidad de caza.

Ya estoy deseando de que Jos? Luis me diga que est? viendo de nuevo palomas en su finca, y si ??l tiene a bien invitarme a que vaya, all? estar? sin pensarlo dos veces, espero de coraz?n que as? sea, ya os contar?.

 

Juan Manuel Alonso Rabazo.-

Un puente muy palomero

Tradicionalmente el puente de la constituci?n es uno de estos puentes? que los palomeros esperamos con ilusi?n. Al margen de que la paloma ya esta establecida en las diferentes zonas de nuestra geograf?a tras sus paso por los pirineos, son varias jornadas de caza casi seguidas que nos permiten el estar con las botas puestas al menos cuatro jornadas en la misma semana. La verdad es que yo este lo esperaba con verdadera ilusi?n, aunque interiormente sabia que no har?a gran cosa debido a que? al menos Extremadura esta pasando por un periodo de sequ?a que en ninguno de los casos a la paloma le viene bien.

Recuerdo los ?ltimos puentes por estas fechas? a?os atr?s, que si no se hac?an perchas para tirar cohetes, al menos se pasaban unas jornadas muy entretenidas, y en concreto este mismo puente hace tres a?os en la zona que suelo cazar hab?a much?simas palomas, quiz?s no paraban en las fincas que tengo arrendadas pero al amanecer se ve?an miles y miles de ellas salir de sus dormideros, lo que te tenia en alerta durante los cuatro d?as de dicho puente al margen de las que cobraras .

Este por el contrario ha sido para olvidarle lo antes posible.

El mi?rcoles d?a seis, jornada de la constituci?n estuve cazando durante todo el d?a en una de las fincas que tengo en Torrejon, al amanecer hab?a una tremenda helada que aun viendo algunos bandos de palomas por los alrededores no se movieron en toda la ma?ana, por lo que mi compa?ero Andres y yo decidimos que sacar?amos a los perros y dar?amos una vuelta a ver si mientras se mov?an ech?bamos alguna liebre o perdigocha.

Cazamos durante dos horas,? Andres tir? una liebre, y yo cobre una perdiz puesta por mi perro, la verdad que toda una gozada, pero yo lo que quer?a era otra cosa que todos sabemos.

Despu?s de hacer la comida, tomarnos unos huevos fritos con torreznos de Soria, y un buen vino de pitarra, descansamos un rato y sobre las dos de la tarde decidimos volver a ponernos un rato a las palomas. Subimos de nuevo los cimbeles a lo alto de las encinas y esperamos.

Andres tir? un par de ellas que por cierto no cobr?, y yo solo tuve la oportunidad de meter una torcaz que entr? enga?adisima por mis cimbeles hasta la cocina.

No hubo mas, sobre las cuatro de la tarde recogimos y nos marchamos para casa, pensando en volver el viernes, d?a de la Inmaculada Concepci?n.

Andres me llam? el jueves para decirme que no pod?a venir el viernes, por lo que decid? que ir?a a la otra? finca que tengo tambi?n en Torrejon.? En esta ocasi?n la helada fue menor, se mov?a algo el viento, muy poco, pero al amanecer se vieron algunas palomas.

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La torcaces tardaron en dar la cara, la primera? la cobr? a las nueve treinta, y la ultima a las tres y media de la tarde, mientras tanto pas? un d?a relajado, una jornada sin prisa, y aprovechando el peque?o goteo de las torcaces para tener al menos si no en cantidad, si en calidad, unos preciosos lances cimbeleros.

A las cuatro ya estaba casi todo recogido y en la percha tenia ocho bonitas torcaces, hab?a comido yo solo, pero la verdad es que com? bien, y al final de la tarde y viendo el resultado y las pocas palomas que hab?a visto durante todo el d?a decid? que el s?bado no cazar?a, entre otras cosas por que era d?a de trabajo y aprovechar?a este para intentar levantar algo mas Espa?a.

El s?bado por la tarde aprovech? para limpiar los palomares y estando en ello me llam? mi compa?ero Jes?s, para preguntarme si iba a ir el domingo a la finca, le dije que no sabia que hacer, que hab?a visto muy pocas palomas el viernes y no sabia si ir o no, este me dijo que har?a mucho viento y las palomas se mover?an,? al final me convenci? y? quedamos en que ir?amos al menos a comernos un buen asado all? en el campo.

A las siete treinta del domingo coincidimos los dos en la portilla de entrada, y de all? nos fuimos cada uno a su puesto, el se fue al agujero, as? le llamamos a lo mas hondo de la finca, y yo aunque no me gusta repetir puesto? me fui donde estuve dos d?as antes, estaba anunciada una ciclogenesis explosiva y pens? que si era tan fuerte como la anunciaban las pocas palomas que hab?a en la zona, o otras quien sabe, se mover?an si o si .

Pero fue que no, se vieron incluso menos palomas que el viernes, eso si las dos palomas que me entraron lo hicieron ciegas al cimbel. Pero la cosa se par? en seco y aquello quedo totalmente desierto de torcaces.

A las diez treinta habl? con Jes?s y decidimos que nos marchar?amos a casa, pero despu?s habl? con Andres,este me dijo que estaba en la finca donde hab?amos estado juntos el mi?rcoles. Desmont? todo lo montado y fui a verlo a la otra finca.

Cuando sub?a por el camino vi en los cables de la luz un par de cientos de torcaces posadas en ellos, y cuando llegu? al final vi un buen bando de torcaces comiendo a ambos lados del camino. Posiblemente habr?a mas de mil palomas posadas, que al parar el veh?culo para verlas salieron volando y desaparecieron de la zona.

Cuando llegu? Andres ya tenia preparado el taco, del cual dimos buena cuenta en una rato, y por cierto muy agradablemente.

Sobre las doce del medio d?a y viendo que se aproximaban unas nubes que con seguridad tra?an agua decidimos que d?bamos por concluida la jornada y que nos marchar?amos a casa.

Dicho y hecho, y un momento despu?s est?bamos bajando el camino y volviendo a ver las mismas palomas que vi al subir, y de nuevo comiendo cacheo junto a los pocos cochinos que hay en la finca. Mi intenci?n fue parar y observarlas pero el agua apretaba y nos hubi?ramos? calado, por lo que decidimos no mirar mas y marcharnos con la familia.

Y aqu? acab? el puente de la constituci?n, como se suele decir sin pena ni gloria, eso si, hab?a pasado dos d?as y medio con las botas puestas y haciendo lo que mas me gusta en esta vida que? no es otra cosa que cazar palomas con cimbeles.

Ni que decir tiene que despu?s de llegar a casa y darme una ducha caliente baj? al garaje a preparar todo el equipo para el fin de semana que viene volver a la carga, espero que as? sea.

Juan Manuel Alonso Rabazo.-